Sin mayoría propia en ninguna de las dos cámaras del Parlamento, el Gobierno argentino podría tener que negociar cambios en un proyecto austero que fue elaborado antes de que firmara un nuevo programa crediticio con el Fondo Monetario Internacional e incluye reducciones de partidas sociales.
“El ‘déficit cero’ es una mentira”, dijo la diputada Graciela Camaño, jefa del Frente Renovador -vertiente disidente del peronismo-, refiriéndose a la intención del Ministerio de Hacienda de equilibrar el saldo fiscal primario el próximo año. “Hemos pedido que se lleven este presupuesto y traigan otra propuesta”, agregó.
El proyecto apunta a garantizar el pago de la deuda ante temores de los inversores sobre la tormenta financiera que atraviesa Argentina.
El diputado José Luis Gioja, del Partido Justicialista -del peronismo clásico-, coincidió con el reclamo, diciendo que el plan de ingresos y gastos estaba “desactualizado”. En particular, la oposición puso en duda la proyección oficial del valor del peso.
El presupuesto previó una cotización de la moneda local de 40,1 por dólar para 2019, pero poco después de su presentación, el Banco Central estableció un sistema de bandas de 34 a 44 pesos como parte del nuevo compromiso con el FMI.
El jefe de Gabinete, Marcos Peña, descartó las críticas. “Ratificamos el presupuesto enviado, tiene coherencia y los valores correctos para poder caminar hacia el equilibrio fiscal”, dijo en una presentación en el Congreso.
El Gobierno espera lograr la aprobación del presupuesto con respaldo de legisladores provinciales independientes, lo que fortalecería al Gobierno de Mauricio Macri antes de las elecciones de 2019.