“No tengo dudas de que esta situación será resuelta. Por eso decimos a corto plazo, porque es la intención de Eletrobras y de ANDE”, explicó Silva e Luna en una rueda de prensa con periodistas invitados a conocer las instalaciones de Itaipú, la mayor hidroeléctrica de América Latina y que es compartida por Brasil y Paraguay.
El director señaló que, si bien Itaipú todavía no sintió los impactos por la falta de un entendimiento entre los dos países acerca de una nueva división de la energía de la planta hasta 2022, la “salud financiera” de la hidroeléctrica podría verse perjudicada en caso de que las divergencias persistan.
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“Lógicamente, si eso se extiende hasta finales del año, va a afectar. Sería más o menos como si hubiera una congelación del presupuesto” y “algún compromiso dejaría de ser honrado”, explicó Silva e Luna.
Las estimativas apuntan que la falta de un acuerdo causó un impacto de unos USD 50 millones en la recaudación de la hidroeléctrica desde febrero, aunque según subrayó el director, no interfirió en el funcionamiento, mantenimiento o reservas de la represa.
En caso de que Brasil y Paraguay no lleguen a un consenso, Itaipú podría dejar de recaudar hasta unos USD 130 millones en 2019.
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“Cuanto antes se solucione (las negociaciones), más pronto tendremos saneada nuestra parte financiera. Pero hasta el momento no hemos dejado de honrar ninguno de nuestros compromisos”, enfatizó Silva e Luna.
Según explicaron los portavoces de la hidroeléctrica, el proceso de negociación de compra de energía “no depende de Itaipú”, sino de Eletrobras, en el caso de Brasil, y de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE), en el de Paraguay, que son los órganos estatales responsables de la distribución de energía en sus respectivos países.
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Silva e Luna recordó que “la misión de Itaipú es producir energía y entregarla” a las empresas contratantes y que ahora resta “aguardar” que las partes responsables de determinar los términos para la compra de energía “alcancen un entendimiento”.
Destacó además que la administración de la hidroeléctrica, compuesta por ejecutivos brasileños y paraguayos, no tiene un posicionamiento oficial sobre cómo deberían ser tratadas las negociaciones, ya que tanto Brasil como Paraguay tienen autonomía para defender sus intereses a la hora de contratar energía.
Los dos países llegaron a un entendimiento el pasado mayo, pero la filtración por la prensa paraguaya de los términos de la polémica acta firmada desató una crisis política que puso contra las cuerdas al presidente paraguayo, Mario Abdo Benítez, y provocó la renuncia de varios altos cargos del país.
La oposición paraguaya considera que el acuerdo, que establecía un cronograma de compra de energía de Itaipú hasta 2022, resultaba perjudicial para Paraguay y cedía a los intereses de Brasil.
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Ya las autoridades brasileñas sostienen que el compromiso buscaba “corregir” un “desfase histórico” en la contratación de energía por parte de ANDE, ya que no habría acompañado el “alto crecimiento de la demanda de energía” en Paraguay.
“El acta bilateral buscó reequilibrar esta relación, para que cada parte pagara por la energía que efectivamente consume”, destacó el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil en un comunicado.
El acuerdo finalmente fue anulado por el Gobierno paraguayo a inicios de agosto y, esta semana, Eletrobras y ANDE retomaron las negociaciones para buscar un entendimiento común sobre la contratación de potencia para 2019 y 2020, aunque “todos los demás puntos” discutidos anteriormente fueron “excluidos” de la agenda.
“Hemos discutido profundamente los impactos financieros, políticos y sociales, derivados de la contratación de potencia por las entidades compradoras, manifestando ambas empresas su preocupación”, señaló en una nota el presidente de ANDE, Luis Villordo, tras una reunión en Sao Paulo.
El Tratado de Itaipú, firmado en 1973, establece que toda la potencia generada por la planta energética debe ser comprada por Brasil y Paraguay, que deciden anualmente la cantidad de potencia contratada.
Pese al crecimiento de su demanda por energía, Paraguay mantuvo su cuota de contratación inalterada, lo que provocó divergencias entre Eletrobras y ANDE y conllevó a la falta de un acuerdo entre los dos países por primera vez en la historia.
El año pasado, Brasil consumió un 85% de la energía generada por la hidroeléctrica, mientras Paraguay se quedó con el 15% restante.