Un total de 165 especies de aves se encuentran bajo alguna categoría de amenaza en Paraguay, según la nueva lista emitida por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades). La transformación del hábitat y el comercio ilegal son las principales amenazas, según refieren desde el ente.
En la nómina, actualizada luego de 13 años, figura que de existir 46 tipos de pájaros en peligro de extinción, ahora son 66 y de 62 grupos identificados en amenaza pasaron a 99.
Las especies como el taguato ruvicha –también conocida como águila harpía– y el pato serrucho desaparecieron del país, explica el ingeniero agrónomo Luis Recalde, quien participó, junto con otras organizaciones, en la actualización de la lista.
FUNCIONES. Cada especie cumple un papel clave para el equilibrio del ecosistema, indica Nora Neris, directora de Vida Silvestre del Mades.
Algunas son polinizadoras o dispersoras de semillas, por lo que ayudan al mantenimiento de bosques. La presencia de roedores y enfermedades que estos provocan también pueden aumentar ante la disminución de aves rapaces que se alimentan de este tipo de animales.
“La pérdida de estos grupos provoca un empobrecimiento del funcionamiento del ecosistema. El suelo cada vez es menos fértil y genera un impacto en lo económico y social del país”, afirma Neris.
Los papagayos o loros en general –cita como ejemplo– son dispersores de semillas por lo que al disminuir la cantidad de población, las plantas dependientes de la especies se ven impedidas en su expansión, como las frutales comestibles.
CATEGORÍAS. En peligro de extinción, entre otros parámetros, es considerada cuando la especie presenta menos de 200 individuos, según la funcionaria. Los grupos catalogados en amenaza son aquellos con un total de entre 500 y 2.000 individuos.
Aunque en la resolución oficial finalmente solo figuran las dos categorías citadas, durante el estudio se tuvieron en cuenta otras más específicas, tales como casi amenazado, vulnerable, en peligro, peligro crítico y extinto. Esto considerando los criterios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UINC), comenta el ingeniero Recalde.