La multiplicación de los escándalos por las agresiones sexuales a menores dentro de la Iglesia, desde Irlanda a Alemania, pasando por Estados Unidos y Chile, ha sido uno de sus retos más dolorosos.
Tras un polémico viaje a Chile en 2018 que acabó en una serie de sonadas renuncias y expulsiones, el Papa argentino se disculpó públicamente por haber defendido erróneamente a un obispo.
En 2019, expulsó al cardenal estadounidense Theodore McCarrick, declarado culpable por abuso sexual a menores. Un gesto notable con el que aplicó la línea de “tolerancia cero”.
Ese mismo año, una cumbre sin precedentes sobre la protección de menores, celebrada en el Vaticano, dio lugar a una serie de medidas concretas como la eliminación del secreto pontificio sobre esos delitos, la obligación para los religiosos y laicos de señalar cualquier caso a su jerarquía, y la creación de plataformas de escucha en diócesis de todo el mundo, entre otras. Sin embargo, el secreto de confesión siguió siendo inquebrantable.
En sus 47 viajes al extranjero, Jorge Mario Bergoglio quiso visitar ante todo las “periferias” del mundo, especialmente los países marginados de Europa del Este, América Latina y África.
El primer Papa latinoamericano es un gran defensor del multilateralismo y denuncia sin cesar la guerra y el comercio de armas.
Además, aboga por el diálogo con todas las religiones, especialmente con el islam, como mostró una visita histórica a Irak en 2021.
También logró un acuerdo inédito con el régimen comunista de China, en 2018, sobre la espinosa cuestión del nombramiento de obispos en ese país.
La diplomacia de la Santa Sede trabajó asimismo para el acercamiento histórico entre Cuba y Estados Unidos en 2014 y apoyó el proceso de paz en Colombia.
La Iglesia de Francisco también se ha involucrado en varios conflictos regionales de América Latina y África.
Sin embargo, en el caso de la guerra de Ucrania, que comenzó con la invasión rusa en febrero de 2022, no ha logrado imponerse.
Ese conflicto también frenó el gradual acercamiento con el patriarca ortodoxo ruso Cirilo, con el que logró un encuentro histórico en 2016, el primero entre los líderes de las Iglesias de Oriente y Occidente desde el cisma de 1054.
Francisco defiende una Iglesia abierta a “todos” y ha multiplicado los gestos hacia los divorciados que se volvieron a casar y hacia los fieles LGTB.
A finales de 2023, autorizó las bendiciones de las parejas del mismo sexo, una decisión que provocó el rechazo de sectores conservadores en África y Estados Unidos.