En el corazón de las fronteras sudamericanas donde los límites nacionales se diluyen entre el comercio, la migración y la lucha por la subsistencia, un grupo de mujeres mantiene en pie economías enteras.
El Invisible Sustento de la Frontera, el documental dirigido por Pablo Mardones Charlone y Javier Astutillo, con producción de Soledad Cáceres y narrado por la actriz Catalina Saavedra, logró captar esta realidad con una mirada profunda y conmovedora.
La producción, respaldada por diversas instituciones cinematográficas y culturales de Argentina, Chile, Perú, Paraguay y Brasil, retrata la vida de las mujeres en las llamadas “triples fronteras”: la que une a Bolivia, Chile y Perú, y la del Paraná, que conecta Argentina, Brasil y Paraguay.
Lea más: El Gobierno de Brasil estudia privatizar los puentes de la Amistad e Integración
Estas zonas, tradicionalmente percibidas como espacios de conflicto y comercio ilícito, esconden historias de resiliencia, trabajo y sororidad, tejidas por redes femeninas que supieron transformar los márgenes en oportunidades.
El documental ofrece una mirada íntima y honesta sobre el papel de las mujeres en la economía informal y el comercio transfronterizo. Son ellas quienes, a diario, cruzan de un país a otro cargando mercancías, vendiendo productos en mercados improvisados y sosteniendo a sus familias con un esfuerzo inquebrantable.
Sin embargo, su labor fue históricamente ignorada, quedando al margen de las políticas públicas y expuestas a la precarización y la violencia estructural.
Uno de los rostros más emblemáticos del documental es el de Graciela Chávez, una comerciante de la Triple Frontera del Paraná. Desde su puesto entre la ruta PY02 y la avenida Monseñor Rodríguez, en Paraguay, Graciela es testigo y protagonista de esta lucha silenciosa.
Nota relacionada: Tras polémica con Bolivia, Argentina reforzará también sus fronteras con Brasil y Paraguay
“Estoy orgullosa de que este documental haya sido premiado, sobre todo porque muestra nuestro trabajo. La otra cara de la Triple Frontera, la de las mujeres valientes que remamos todos los días para llevar el sustento a nuestras familias con trabajo honesto”, afirma con emoción.
Más allá de la crónica social y económica, El invisible sustento de la frontera es también un ejercicio de memoria histórica. A través de un relato visual impactante y testimonios conmovedores, el documental traza un paralelismo entre el pasado colonial de estos territorios y la actual situación de vulnerabilidad que enfrentan las mujeres.
El comercio, que en su momento fue monopolizado por los grandes imperios, hoy es sostenido por manos femeninas que, aunque invisibilizadas, lograron erigir una economía de resistencia.
El cine, en este caso, se convierte en un puente entre la realidad y la visibilización de aquellas que han sido ignoradas por demasiado tiempo.
En un continente donde las fronteras han sido símbolos de separación, El Invisible Sustento de la Frontera demuestra que, para muchas mujeres, son más bien espacios de lucha, cooperación y esperanza.