Es increíble, pero los documentos, la ley y los hechos demuestran que es así. Y a las cosas, a lo que sucede y hacemos, hay que llamarles por su nombre. No nos engañemos. La ética y la moral nos comprometen con la verdad.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea (UE), con instituciones financieras internacionales y con la colaboración de algunos multimillonarios, promueven la implantación y desarrollo de la “ideología de género” en nuestro país, sobornando con dólares y euros en cantidades importantes.
Estas presuntas donaciones no son tales, están condicionadas a que las organizaciones no gubernamentales (que reciben tales fondos) y el Estado (el mayor receptor de dichas donaciones) asuman la promoción y desarrollo de la ideología de género. Esto tiene un nombre propio: delito de soborno.
La ideología de género propone y promueve muy activamente:
1. La distorsión de la identidad sexual de los niños y el aborto. Dicho sin eufemismos, promueve que las madres maten en su vientre a sus hijos indefensos y que esos asesinatos queden impunes, despenalizados. Los hijos que Dios les da, las madres los matan.
2. El injustificable error científico, mintiendo descaradamente sobre que el sexo no lo decide la biología, sino la cultura. Maliciosamente olvida o ignora que el sexo de cada persona está definido por los cromosomas XX de las mujeres y XY de los varones, y que esta definición se da desde el momento de la concepción por la fecundación del óvulo de la mujer al ser impactado por el espermatozoide del varón. A partir de ahí, el desarrollo de todas las células mantiene en ellas los mismos cromosomas, lo que quiere decir que el sexo está definido en todo el cuerpo, desde cada cabello hasta los dedos de los pies.
Por eso la transexualidad es un timo porque cambiar los pechos, los genitales y las hormonas no cambia el sexo, ya que es imposible cambiar el núcleo de todas las células, que son unos 36 billones en los varones y 28 en las mujeres.
3. La violenta cirugía para el mal llamado cambio de sexo, que destruye la identidad biológica de la sexualidad personal, con sus graves consecuencias biológicas, psicológicas, sociales y espirituales, afectando a las cuatro dimensiones esenciales que constituyen al ser humano.
4. La destrucción de la unidad de todo el macrosistema unitario, que es cada persona con su cuerpo y alma.
5. La destrucción del matrimonio, reduciéndolo a emparejamiento de personas del mismo sexo. La palabra “matrimonio” viene del latín matrimonīum, que significa “dar a la mujer lo que necesita para ser madre"; entre los gays no hay mujer, y entre lesbianas, la pareja no puede darle espermatozoides.
En síntesis, la tiranía del género mata a los hijos abortándolos, destruye el matrimonio, la familia, la identidad y la unidad integral de la sexualidad y de la persona, rompe y altera la naturaleza humana propia de cada sexo.
Ante todo esto que se promociona y financia, hay que preguntar: ¿Estamos ante un plan criminal de genocidio, lesa patria y de lesa humanidad?
Para los que queremos vivir de acuerdo con la ética y la moral, y defendemos la vida, la familia, la naturaleza y la identidad que Dios nos ha dado, la respuesta es evidente. Los que amamos nuestra historia y cultura, la soberanía y la libertad, rechazamos el propósito de dominación ideológica de poderes extranjeros. Para la respuesta jurídica, de acuerdo con el derecho y la justicia, los jueces honestos tienen la palabra.