Durante una nueva declaración ante el Tribunal de Aviñón que le juzga a él y a otros 50 hombres, Pelicot reconoció que “someter a una mujer insumisa era mi fantasma”, pero a la vez “sin hacerla sufrir”.
La jornada de hoy de este largo proceso, que comenzó el 2 de septiembre, fue de mucha intensidad por las declaraciones de los dos grandes protagonistas del juicio, el principal acusado, Dominique Pelicot, y la víctima, su ex esposa Gisèle, las últimas antes de que comiencen las conclusiones de acusaciones y defensas.
Mientras él contaba por fin en público su “móvil”, Gisèle Pelicot volvió a mostrar su entereza, al afirmar desde el banco de testigos que el apellido de su ex marido, al que no ha renunciado, será recordado por sus nietos y por todo el mundo, por ella, y no por él.
“Tengo nietos que se apellidan Pelicot y no quiero que sientan vergüenza por su apellido, sino que sientan orgullo de su abuela. Nos acordaremos de la señora Pelicot, mucho menos del señor Pelicot. Ya no habrá vergüenza de apellidarse así", afirmó sobre por qué no ha renunciado al apellido del hombre del que se divorció.
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En la que fue su última declaración, Gisèle Pelicot se mantuvo firme en su lógica de que quiso que este proceso, que está dando la vuelta al mundo, tuviera las puertas abiertas para que “la vergüenza cambiara de bando”.
La mujer, de 72 años, se dirigió directamente hacia el medio centenar de hombres que pueblan la zona de los acusados y dijo que este proceso es “el juicio de la cobardía”, ya que la violaron mientras ella estaba inconsciente.
“Siento rabia hacia estos hombres porque en ningún momento pararon, en ningún momento denunciaron. Vinieron a satisfacer sus pulsiones sexuales. Podían parar en todo momento y ni uno solo denunció", afirmó.
“La cicatriz no se cerrará nunca”
A pesar de la entereza que ha mostrado durante todo el proceso, Gisèle Pelicot reconoció que “la cicatriz no se cerrará nunca” y calculó que durante los casi 10 años que se prolongaron los abusos organizados por su marido sufrió unas 200 violaciones.
La víctima achacó el comportamiento de su ex marido a que él tenía una gran frustración sexual, pero como sabía que ella no iba a aceptar participar en grupos de intercambios de parejas, optó por drogarla “para hacer conmigo lo que quería”.
Al salir del Palacio de Justicia de Aviñón, fue aplaudida por parte del público que asistió a la vista.
Dominique Pelicot centró buena parte de su testimonio en asegurar que nunca abusó o violó a su hija, Caroline Darien, quien está convencida de lo contrario debido a que a su padre le encontraron fotos de ella dormida.
“No me acuerdo de haber tomado esas fotos. Según ella, es ella, yo no me acuerdo. Le digo directo a los ojos que jamás la he tocado. Estoy triste, Caroline, nunca te he hecho nada, jamás”, dijo el acusado mientras comenzaba a llorar.
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Estas palabras generaron una reacción de Caroline, quien comenzó a gritar desde su silla en la zona de la acusación particular sin que el presidente del tribunal, Roger Arata, intentara cortar sus exclamaciones.
“Morirás en la mentira”
“No tienes el valor de decir la verdad, ni siquiera sobre tu ex mujer. Morirás en la mentira. Estás solo en la mentira. Es una pena, no tienes valor”, le gritó su hija.
“Sostengo que nunca he tocado a mis hijos, a mis nietos”, aseguró Dominique Pelicot, quien reconoció que no había medido el sufrimiento que ha causado en su familia hasta este juicio, ya que no los había visto desde hacía cuatro años.
Su abogada, Béatrice Zavarro, explicó a la prensa tras la vista que Pelicot y su hija mantienen posturas totalmente contrarias “que nunca se encontrarán”.
“Por un lado, tenemos a una mujer que tiene una convicción y yo respeto esa convicción. Por otro lado, tenemos a un hombre al que también respeto por decir que nunca sedó ni drogó a su hija”, resumió.
La declaración de Dominique Pelicot no pudo terminar hoy y continuará en la sesión de mañana miércoles.
A su término, comenzará la presentación de las conclusiones de la acusación particular, que irá seguida, entre el lunes y el miércoles próximos, de la petición de penas de la Fiscalía, antes de los alegatos de los abogados de los acusados.
Los hechos que se juzgan ocurrieron entre 2011 y 2020 en la casa a la que los Pelicot se habían mudado al jubilarse en la localidad de Mazan, cerca de Aviñón (sureste de Francia).
Su marido entraba en contacto con otros hombres en una plataforma en línea dedicada a los encuentros sexuales y los invitaba a su domicilio una vez que había administrado a su mujer grandes dosis de ansiolíticos, que la postraban en un estado de inconsciencia, lo que les permitía abusar de ella sin que guardara ningún recuerdo.
Dominique Pelicot grababa en vídeo y tomaba fotografías de esas violaciones, documentos que se han convertido en los principales elementos de prueba de la acusación.
Fuente: Edgar Sapiña Manchado/EFE.