En una emotiva celebración eucarística en la iglesia capitalina de María Auxiliadora, recordaron que Don Bosco –como es conocido en todo el mundo– fue el primer santo en ver a María como una maestra de la vida, a quien debía aferrarse en los momentos más oscuros de la existencia.
“Somos iguales que todos los santos que fueron canonizados por la Iglesia. Una cosa que nos diferencia de ellos es que cuando pasan por la hora del dolor, en lugar de preguntarse, como nosotros, por qué a mí y no a otros, los santos se preguntan por qué a mí no. Es otra forma de encarar”, rescató ayer en su homilía el padre Héctor Fariña Garcilazo. Recordó al santo salesiano como uno de los pioneros en observar a María como una “maestra de la vida”. En tiempos de incertidumbre sobre el rumbo de la educación, que creció ante la pandemia del Covid-19, el religioso local recordó que Don Bosco gastó su vida en la conversión y en la educación pastoral, académica y para el trabajo de toda la juventud.