Como todas las mañanas, Pedro Jara, más conocido como don Ta’ito, se encontraba desde muy temprano junto a Maia, listo para hacerle compañía, cuidar de ella y jugar juntos. Desde ese mismo lugar nos contó cómo es trabajar con su mejor amiga.
Todo comenzó cuando, a sus 19 años, Ta’ito ingresó al zoo como cuidador de los animales. Dentro de sus responsabilidades estaba velar nada más y nada menos que por el animal más grande de todo el lugar, la elefanta Maia. En ese entonces, ella no pasaba de los 10 años de edad.
En medio de la cotidianeidad aprendieron a conocerse, a tener confianza uno en el otro y a ser amigos. “A Maia le gusta que se le acaricie, también le gusta jugar cuando estoy limpiando su recinto, a los dos nos gusta estar juntos”, expresó el cuidador, que incluso llegó a montarse sobre ella varias veces.
Otra muestra de afecto de Maia hacia su cuidador es la especial bienvenida con que lo recibe. Con fuertes berridos y golpeando los portones con la trompa expone su impaciencia, hasta verlo entrar. Los demás trabajadores afirman que es un espectáculo.
Don Ta’ito también fue un amigo muy cercano de Chita, el chimpancé que llegó junto con Maia del continente asiático y que murió hace algunos años.
Con el correr de los años, las aventuras y las anécdotas se fueron acumulando, así como el tiempo de trabajo de Pedro Jara dentro del zoológico, cuyos empleados son dependientes de la Municipalidad de Asunción.
Llegados los 30 años de antigüedad, el cuidador tuvo que cumplir con su jubilación y retirarse de sus labores.
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Acostumbrada a la compañía de su amigo de toda la vida, Maia pasó por un momento muy difícil con este distanciamiento. Según declaraciones de la directora del Jardín Botánico, Maris Llorens, Maia entró en una depresión, al igual que Chita. Es que ambos eran muy apegados al trabajador.
Pasado el tiempo, la situación no cambiaba, Maia continuaba triste y desanimada. Por esa razón, desde la Fundación Maris Llorens decidieron negociar la recontratación de don Ta’ito, para que volviera a estar al cuidado de Maia.
Sin bien él ya estaba acostumbrado al particular recibimiento de Maia, el jolgorio de ese día nunca antes pudo ver, agregó.
Hoy don Ta’ito ya tiene 60 años y Maia ronda los 50. A esta altura, ninguno de los dos tiene las mismas habilidades que cuando se conocieron, así que las horas de charlas se prolongaron. “Desde muy temprano hablamos, Maia me escucha y entiende todo lo que digo, igual que yo a ella”, expresó.
El cuidador de la elefanta aseguró que seguirá velando por el bienestar de Maia hasta donde él pueda, esperando que sean muchos años más los que los unan.