En la dimensión geopolítica estamos asistiendo a la escenificación de una nueva forma de distribuirse los barrios más importantes que existen en el mundo. Esto se parece a lo que se ve en la película El Padrino 3 , en la que gente mafiosa se reúne en un hotel de Nueva York para repartirse la ciudad. Hoy son una especie similar de gente alrededor de algún jefe, en varios grupos, que manejan fondos de inversión formales e informales en el mundo todo. Están mezclados con políticos avezados y desconfiados los unos de los otros, los cuales trabajan para hombres de negocios, quienes estuvieron decidiendo en Riad, capital de Arabia Saudita, hace poquísimos días, qué parte del mundo le va a tocar a cada uno de los grupos. Veamos.
El fin del orden internacional liberal
Estamos aparentemente delante de una política contraria a la estructura del Estado, y a la propia democracia, en especial en la tierra de Trump, emulada en la Argentina de Milei, entre otras naciones. Lo mismo pasa en Europa. Yo considero que lo que está aconteciendo es el fin del orden internacional liberal. El orden establecido luego de la Segunda Guerra Mundial y reafirmado a partir de la primera Guerra Fría (ya estamos en la segunda) … llegó a su fin. Esto se refleja en la UE y en el mundo entero. Al terminar el gran conflicto mundial del siglo pasado, se diseñó un mundo bipolar. Una parte de Europa y Asia, un tercio del mundo quedó bajo los auspicios del ejército rojo probando el laboratorio del socialismo real, y dos tercios del mundo quedaron bajo la pesada burocracia de un orden liberal, relativamente democrático, conformado por un conjunto de organizaciones como la ONU, FMI, BM, OEA, OMC, OTAN, etc. Esta mayor parte funcionó, a imagen y semejanza, y al servicio, de los intereses estadounidenses y europeos. Esta estructura quedó agotada. El momento cero tiene dos razones principales.
En primer lugar, los propios estadounidenses comenzaron a atacar las instituciones que ellos construyeron. Comienza cuando, sin pedir el consenso de la ONU, los norteamericanos atacan Irak en el 2003 bajo la nueva doctrina Bush, irrespetando las recomendaciones del Consejo de Seguridad. Son las guerras eternas de los EEUU. Luego, ya más recientemente, el principal socio del orden internacional de la posguerra del siglo pasado se retira de un montón de instituciones, sale del Acuerdo de París, desprecia al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, entre otras, y ataca a la OTAN, donde estaba con sus socios europeos, ahorita, con la guerra de Ucrania. Se alía con Rusia. Solo se mantiene firme en el Banco Mundial y en el FMI, porque allí está la plata. Solo por eso. Dicho esto, cómo esperar que el viejo orden internacional no llegue a su fin si el principal pilar de dicho orden comienza a erosionar sus propias instituciones. Qué tal, 1.
En segundo lugar, comienza un debilitamiento relativo del poder estadounidense, delante de una China que saca a millones de la pobreza, y prospera, concomitantemente con una Rusia que luego de la vergüenza del fracaso del socialismo real de 1989 termina por reconstruirse bajo moldes similares al zarismo centralizado y autoritario de épocas pasadas, bajo el mando de Putin. Qué tal, 2.
Este contexto 1 y 2 genera un desorden global que se contrapone al orden internacional anterior que era basado en reglas. El mismo orden que se estableció hace setenta u ochenta años atrás, con el Plan Marshall reconstruyendo a Alemania, por ejemplo, y aislando al nazismo, ahora otorga en votación a un partido neonazi un segundo lugar en la preferencia de los alemanes. Cháke péa. Mientras eso pasa en Alemania, principal socio de EEUU en la UE, el dueño de Tesla comienza a trabajar desde el sector privado para desmantelar la burocracia, cara e ineficiente, dice, del sector público en los Estados Unidos. Esta nación tiene más de ochocientas sesenta y cinco bases militares alrededor del mundo en ciento treinta países, según el Pentágono, con un millón y trescientos mil soldados activos. (De los cuales casi trescientos y cincuenta mil están fuera del territorio nacional, como parte de su trabajo de sheriff del planeta). Todo este aparato que estuvo diseñado para controlar la Tierra es tan caro que la economía estadounidense ya no puede financiar. La gran nación americana está sufriendo los enormes costos de su excesiva expansión imperial. Sus intereses en el exterior son tantos que es difícil defenderlos, todos al mismo tiempo. También es difícil abandonar todo, y a todos, al mismo tiempo, sin correr serios riesgos.
Estado versus Mercado
Lo que está pasando, entonces, es que los Estados están adecuándose, en vez de buscar el bien común, a las demandas del narcisismo acelerado de los millonarios del mundo, del mercado, de la gente que tiene plata, que ahora se está repartiendo el mundo. Solo de estos. No se olviden. Salvando las diferencias, es lo que se observa también en el Paraguay. Ya lo dije en artículos anteriores. Este gobierno con sus secuaces, gerenciado por mandato, no le habla a la gente de carne y hueso que tiene necesidades. Les habla a los poderosos, solo a ellos.
Y, por supuesto, los poderosos, en esta época de tantas opciones a la venta “para ser feliz”, deben luchar contra la idea de que ellos son también seres finitos que, por tanto, necesitan equilibrio y moderación. Cosa que no es fácil, en especial para la Casa Blanca, la Casa Rosada y la casa del quincho. Aparentemente Trump, como muchos otros poderosos, sufre también del complejo de Roma, queriendo ser emperador. Todos quieren ser. Hasta HC se lo imagina.
Hubo recientemente en Riad, como se dijo anteriormente, un encuentro entre Estados Unidos y Rusia, excluyéndosele a Europa, donde, pisoteando a sus socios de la OTAN, la gran nación norteamericana negoció directamente con Rusia sobre temas de Ucrania y temas sobre el Oriente Medio. Qué tal. En este entuerto, la persona más inteligente y ambiciosa, el mejor estratega de lejos, que participó de dichas reuniones, y sobre cuyo pensamiento nadie sabe nada es el Sr. Lavrov. El oso del polo norte que se puede comer a la ardilla de Florida, Rubio, el secretario de Estado de USA. El oso es el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia. Lo que él piense es más importante que lo que esté pensando Trump. Créanmelo. Posiblemente sea el personaje más importante en la geopolítica planetaria del tiempo presente. Anoten. Vino hace un tiempo al Brasil, habló con Lula y nadie sabe nada. Escribí al respecto en ÚH en un artículo anterior titulado “Rumores de guerra”.
Entre los factores que influyeron en la vuelta al poder de Donald Trump está la emergencia de un sentimiento tan viejo y presente como es el odio y el resentimiento. Es más, creería que Biden es apenas un interregno en el gobierno Trump que se inició en el 2017 y que ahora continúa. Todo tiene que ver con un caso psicopatológico concreto, donde el odio intolerante y excluyente venció a la esperanza comprensiva e incluyente. El odio, que también existe en el discurso del movimiento Honor Colorado, es el mismo que se observa en el bolsonarismo y el trumpismo. Este odio ayuda a construir un movimiento sesgado por la subjetividad, por ejemplo, de Dios-Patria y Familia, única y exclusivamente para ganar elecciones, engañando a gente incauta, cocinando así a fuego lento en el corazón de todos los que se consideran ganadores, y en una sociedad mayoritariamente de perdedores, un sistema de símbolos falsificados. El odio y el desprecio que demuestran tanto Trump como Milei por toda opinión que les sea contraria es algo que no se veía en forma pública desde hace mucho tiempo. Y no sabemos aún cómo puede terminar. Saludos cordiales.