Una verdadera historia de amor es la que tienen Dora Elena Ramírez y Eduardo Esteban López, a quienes el infortunio acompañó en la postergación de su casamiento no en una, sino en tres ocasiones.
La pareja se conoció a finales del 2006, presentados por una amiga en común. Ella, con 26 años, y él, con 39, y fue amor a primera vista, pues desde el día en que empezaron a hablar el sentimiento fue mutuo y empezaron a salir.
Tras dos años de noviazgo nació la primera hija de la Dorin y Eduardo: Rebecca y en el 2016 recibieron a la pequeña Mariana. “Eduardo tiene dos hijos mayores: Jacqueline y Guillermo, y hoy conformamos una familia de seis”, cuenta Dora.
ADVERSIDADES
Luego de una relación de 16 años y con dos hijas en común, decidieron consagrar su amor con el matrimonio. En tres ocasiones quisieron llevar a cabo el enlace formal, pero por situaciones de la vida y complicaciones se tuvieron que posponer.
“En noviembre del 2013, Eduardo tuvo un infarto, por lo que tuvo que ser sometido a una angioplastia y colocarse dos stent, con un periodo de recuperación y cuidados extensos”, relata la mujer.
Cinco años después atravesaron la misma situación. En un chequeo médico anual se pudo constatar en Dora un diagnóstico de cáncer de mama insitu lobulillar, sometiéndose a una mastectomía bilateral el 1 de octubre del 2018.
La pareja vino postergando sus intentos de casarse una y otra vez; incluso en la tercera ocasión la boda tuvo que ser pospuesta por las restricciones de la pandemia de coronavirus. Pero la cuarta es la vencida, y finalmente en setiembre pasado pudieron dar el sí, quiero que tanto anhelaban.
“Fueron eventos no muy afortunados ni agradables en donde tuvimos que posponer la unión por la situación misma y por los costos que implican”, recuerda Dora.
Sumado a estas circunstancias, lo que supone llevar adelante una familia con altas y bajas, atravesando enfermedades, estrés, cambios laborales y situaciones económicas; pero supieron salir adelante “gracias a Dios por sobre todas las cosas”, dice.
Cuentan que los ayudó durante esas pruebas difíciles “poner a Dios en primer lugar y dejarlo en sus manos”.
Además, menciona que lo importante en una pareja es la comunicación, la empatía, saber llevar la convivencia y construir cada día. “Que cada uno lleve al otro hacia arriba motivándolo y remando juntos hacia un mismo objetivo, sueños o metas, esto implica estar en las buenas y en las malas. Difícil: claro que sí”, afirma la mujer.
CELEBRAR LA VIDA
Finalmente en el 2021 iniciaron la planificación de la boda en conjunto con dos amigos. “Néstor Santacruz y Tania Benegas se encargaron de la organización del evento”.
Aparte de jurarse amor eterno, Dorin y Edu quisieron festejar la vida rodeados de sus familiares y amigos, quienes los acompañaron en todos estos años.
El ingreso de los novios a la fiesta, llevada a cabo en el Castillo Remanso, fue peculiar; pues fiel a su pasión por las motocicletas Dorin y Eduardo llegaron sobre dos ruedas, escoltados por los amigos y ex compañeros del colegio San José del novio.
“Gracias a la logística de Francisco Feliciángeli, quien se encargó de los detalles para la entrada triunfal”, rememora.
Tras las tormentas, los recién casados testimonian la importancia de “vivir cada día y disfrutar del camino”; y recomiendan “hacer lo que te haga feliz, no buscar quién te haga feliz; pues lo único que tenemos es el hoy, por eso es importante que tomemos las decisiones correctas hoy para que el futuro no nos condicione”.
Agregan que todos tenemos un propósito “y mientras estemos vivos brillemos”.