Es la primera vez desde 1995, cuando el Nobel de Química reconoció las investigaciones sobre el agujero en la capa de ozono, que un Nobel científico premia trabajos directamente relacionados con el cambio climático, pero en un contexto de emergencia completamente diferente.
Los expertos en meteorología Syukuro Manabe, nacido en Japón hace 90 años pero residente en Princeton, Estados Unidos, y Klaus Hasselmann, de 89 años, fueron distinguidos con la mitad del premio por “la modelización física del clima de la Tierra y por haber cuantificado la variabilidad y predicho de forma fiable el cambio climático”, indicó el jurado. El comité del Nobel recompensó así la obra fundacional de Manabe sobre el efecto invernadero de los años 1960, con los que mostró que los niveles de CO2 en la atmósfera se correspondían con un aumento de la temperatura terrestre.
Por su parte, Hasselmann, radicado en Hamburgo (norte de Alemania), fue reconocido por haber logrado establecer unos modelos climáticos fiables, pese a las grandes variaciones meteorológicas.
El investigador alemán lleva desde 1988 advirtiendo de un cambio climático “irreversible”, recordó el instituto alemán Max Planck, donde trabajaba.
“Dentro de entre 30 y 100 años, dependiendo de la cantidad de energía fósil que consumamos, haremos frente a un cambio climático muy significativo”, predijo el investigador hace más de 30 años.
Eco político. A un mes de la COP26, cumbre mundial sobre el clima organizada en Glasgow (Reino Unido), el premio concedido a los dos expertos en meteorología y climatología tendrá, a buen seguro, un fuerte eco político.
“Los dirigentes mundiales que todavía no han entendido el mensaje, no estoy seguro de que lo vayan a entender porque lo digamos nosotros. Pero este es un premio de Física y lo que estamos diciendo es que la modelización del clima está sólidamente basada en la física”, subrayó Thors Hans Hansson, miembro del comité del Nobel.
Al Gore y expertos del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC) ganaron el premio Nobel de la Paz en 2007. El de 2021 es el primer Nobel de Física que premia investigaciones sobre el clima.
La otra mitad del premio fue atribuida a Parisi, de 73 años y radicado en Roma, “por el descubrimiento de la interacción del desorden y las fluctuaciones en los sistemas físicos, desde la escala atómica a la planetaria”.
“Creo que es muy urgente que tomemos decisiones muy fuertes [por el clima]. Está claro que debemos actuar muy rápidamente y sin demora en favor de las generaciones futuras”, afirmó el laureado italiano durante una conferencia de prensa telefónica con la Fundación Nobel.
Premio. Los tres galardonados se repartirán los 10 millones de coronas suecas (unos 990.000 euros, 1,1 millones de dólares) del premio según esta proporción: El 50% será para Parisi y la otra mitad se la repartirán, a partes iguales, entre Manabe y Hasselmann.
En Ginebra, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) afirmó que se trataba de una “gran noticia”. “Esto demuestra de nuevo que la ciencia climática está fuertemente valorada y debe ser fuertemente valorada”, declaró su secretario general, Petteri Taalas.
El año pasado, el premio reconoció al británico Roger Penrose, el alemán Reinhard Genzel y la estadounidense Andrea Ghez, pioneros de la investigación sobre los “agujeros negros”, las regiones del universo de donde nada se puede escapar.
Los físicos cuánticos, como Parisi, aparecían en las quinielas de posibles premiados de los expertos entrevistados por la AFP, aunque decenas de investigadores de todo el mundo se perfilaban como eventuales ganadores del Nobel.
Medicina inició el lunes la temporada de los Nobel 2021 al premiar a dos estadounidenses, David Julius y Ardem Patapoutian, cuyos trabajos abrieron el camino al combate de los dolores crónicos.
Hoy miércoles será el turno del Nobel de Química. El premio de Literatura será anunciado mañana por la Academia Sueca y el de la Paz se dará a conocer el viernes en Oslo. El de Economía, el de más reciente creación, cerrara la temporada el lunes.
A causa de la crisis sanitaria, por segundo año consecutivo los laureados recibirán el premio en su país de residencia, aunque todavía hay esperanza de que el galardonado con el de la Paz pueda recoger su premio en Oslo.