Claudia y Lorenzo, una hembra de seis años y un macho de siete, fueron traídos a Guadalajara desde el estado de Quintana Roo (sureste de México) para permanecer en una zona del acuario del zoológico que fue adaptada con las características de su hábitat para que puedan subsistir.
“Son animales que están acostumbrados a la presencia de la gente porque desde que nacieron están en contacto con ellos, y se han adaptado aquí a una velocidad impresionante. Son animales tímidos y con un metabolismo lento, que requieren de temperaturas altas, porque viven en climas cálidos”, dijo Roberto Sánchez, veterinario de los manatíes.
Los manatíes son mamíferos herbívoros que viven en esteros, lagunas y se adaptan tanto al agua dulce como a la salada. Su color gris y su gran talla son dos de sus atractivos. Se reproducen cada dos años y tienen solo una cría.
Al estar amenazados por la depredación humana requieren reproducción bajo cuidado humano para conservar la especie y, ante todo, que la gente los conozca para que los ayude en su conservación, según describió Sánchez.
Aunque ahora ambos son adolescentes, la idea es que Claudia y Lorenzo puedan reproducirse en unos años más, bajo la supervisión de los especialistas del zoológico de Guadalajara.
“Son adolescentes y en algún momento alcanzarán la madurez sexual y que se reproduzcan aquí no sería nada difícil que planearlo muy bien y saber cuál es el destino final, estamos hablando de una especie en peligro y están involucradas muchas instancias”, expuso el especialista.
Viajan en avión privado
Esta es la primera ocasión en México que ejemplares de manatíes son criados en cautiverio, ya que en otros centros de conservación en el Sur del país permanecen en su entorno natural, precisó a EFE el director del zoológico de Guadalajara, Luis Soto.
Relató que para traerlos a Guadalajara, el zoológico hizo un convenio con la empresa Dolphin Discovery que tiene un programa de reproducción en Quintana Roo y que se encargó de su traslado, que en un inicio estaba planificado para el 2020, pero que fue retrasado debido a la pandemia por el Covid-19.
Claudia y Lorenzo viajaron en un avión destinado solo para ellos que voló desde el puerto de Cancún hasta Acapulco y luego a Guadalajara, siempre bajo la supervisión de sus cuidadores y unos 40 especialistas.
Al llegar al zoológico, los dos ejemplares fueron recibidos por un gran estanque de agua dulce y un sistema de calefacción para conservar la humedad. Los visitantes del zoológico pueden observar sus movimientos desde un gran vitral colocado al fondo del estanque.