Esa fuga, que el Gobierno admite que no pudo darse sin el apoyo o la complicidad de las autoridades carcelarias, evidencia también que el PCC es un poder dentro de las cárceles de Paraguay, donde además están reclutando a “soldados” locales.
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El criminólogo Juan Martens dijo este miércoles a Efe que el PCC viene a ocupar el espacio que el Estado no cubre en las prisiones “en salud, comida, agua, colchones, jabones, papel higiénico”, una “desatención” aprovechada para imponer lealtades entre los reclusos.
Añadió que esa relevancia dentro de las prisiones también se logra por medio de la idea de protección que instala entre la población penal por el “de abuso, de opresión” de las autoridades, con lo que resulta en “un aliciente para que un interno pueda formar parte de ese grupo”.
Esa naturaleza de su constitución hace difícil cualquier abordaje represivo debido a que “no es piramidal, es una hermandad”, comentó Martens.
Se trata de una exportación a Paraguay del modelo del PCC en las cárceles de Brasil.
“Aunque uno no forma parte de él tiene que cumplir sus códigos”, apuntó el analista, al hacer hincapié en que la pertenencia a esa facción criminal puede garantizar al reo “tener internet, teléfono, televisión, cama, alimentación y posibilidades de continuar con sus negocios”.
El negocio
Fundado en 1993 durante una rebelión en una cárcel de Sao Paulo, el PCC expandió en los últimos años su actividad al tráfico de drogas y armas, especialmente en las regiones fronterizas, y también al rentable robo de cargas y contrabando de combustible.
Su presencia en Paraguay se remonta a la década de los años 90, en especial en el fronterizo Departamento de Amambay, cuya capital es la ciudad de Pedro Juan Caballero.
De acuerdo con Martens, una de las principales razones de su crecimiento en Paraguay es que “es un lugar estratégico” para manejar el tráfico de cocaína, algo favorecido por el deficiente control de su tráfico aéreo.
“En Bolivia compra (la cocaína) a USD 800 el kilo, en Paraguay llega a unos USD 2.000 en la frontera y si es en São Paulo los precios están en USD 8.000 y USD 10.000, y si llegase a Europa estaría en USD 50.000", detalló.
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Consideró que otro hecho que favorece su inserción es que Paraguay “es el mayor productor de marihuana de América, después de México”.
Por lo que hoy día el PCC gestiona su propia producción, transporte y venta minorista de esa hierba en las calles de São Paulo.
El experto sostiene que todos esos condicionantes se enmarcan en una “tradición de fugas exitosas” como las del penal del Pedro Juan Caballero, donde se cree que las autoridades locales pusieron mucho de su parte.
Ello debido a lo que el experto denominó un sistema de “cogobierno” entre los reclusos del PCC, que “toman decisiones en ciertos asuntos penitenciarios en connivencia con los administradores”.
Crónica de una fuga anunciada
De hecho, el Gobierno paraguayo investiga el hecho bajo el tipo penal de liberación de presos, y no como una fuga de reos.
Ya el domingo, al conocerse la fuga, el ministro del Interior, Euclides Acevedo, expresó que el túnel por el que habrían escapado los presos habría sido construido como cortina de humo, y que la mayoría salió por las puertas principales.
Además, la ministra de Justicia, Cecilia Pérez, reconoció este lunes en una conferencia de prensa que “la corrupción del sistema penitenciario” facilitó la huida de los presos.
Pérez subrayó que tanto policías como militares, así como la Fiscalía, estaban al tanto de la existencia de un plan de fuga o rescate, que incluía una recompensa de USD 80.000 salidos de las arcas del PCC.
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Fue precisamente la propia ministra quien divulgó esa alerta en diciembre, tras recibir informaciones de los servicios de inteligencia penitenciaria.
Por el momento, Justicia apartó de sus funciones al responsable de la cárcel y a más de 30 funcionarios de esa prisión.
Sin embargo, los principales partidos de la oposición amenazaron el martes con poner en marcha un juicio político al presidente del país, Mario Abdo Benítez, y le emplazaron a dar una respuesta de lo ocurrido.
De los 76 fugados, los agentes policiales consiguieron capturar a seis, cinco de nacionalidad paraguaya y uno, brasileña.