La marcha, denominada #EstoyParaElMarzo2021, hizo notar el hartazgo ciudadano ante la incapacidad del Gobierno de encontrar soluciones a la falta de medicamentos en los hospitales, y el evidente colapso sanitario, además de la corrupción galopante.
Al grito de “fuera todos los corruptos”, miles de personas marcharon para expresar su indignación por los escándalos de corrupción del Gobierno de Abdo. Lemas como “Unidos contra la corrupción”, “Fuera Marito y su gavilla”, se leían en los carteles que cargaban los manifestantes, en su mayoría jóvenes ataviados con la remera de la Selección Paraguaya de fútbol.
Otro factor movilizador fue la indignación por el anuncio de empresarios de transporte que nuevamente presionan con reguladas y hasta paros para pedir un aumento del pasaje, lo que fue totalmente rechazado por la ciudadanía.
Pero, sin duda, el detonante que estalló la nueva crisis es la queja generalizada por la falta de medicamentos que obliga a los familiares de enfermos Covid a vender todo lo que pueden para evitar que mueran de la enfermedad. La escena más cruda se observó en la vigilia en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y del Ambiente (Ineram).
El jefe de Estado, Mario Abdo Benítez, reaccionó tarde y ayer en horas de la mañana en un intento desesperado por apagar la marcha, le pidió a Mazzoleni su renuncia. Sin embargo, esto no logró desactivar las manifestaciones y otro ministro por el que pidieron su salida es Eduardo Petta, titular de Educación.
Los cánticos también se hicieron sentir en todo momento. Varios jóvenes entonaban el Himno Nacional y Patria Querida, el grito de guerra ciudadano en cualquier manifestación, que se desarrolló con mucho bullicio y color.
Los jóvenes se acercaron hasta las cercanías del Congreso desde ciudades lejanas del área metropolitana.
Represión. No obstante, pese a que todo se desarrollaba con normalidad, en un momento dado los efectivos policiales empezaron a reprimir a los manifestantes intentando dispersar a la multitud.
Disparos de balines de goma, y gases lacrimógenos fueron lanzados por los uniformados desatando una especie de batalla campal que duró varios minutos., ya que los manifestantes respondían con cascotes y piedras.
Según testigos, un pequeño grupo de inadaptados buscó sobrepasar las vallas y los policías reaccionaron de forma desmedida contra todos.
La batalla campal siguió por varias horas en pleno microcentro de la capital. En varias oportunidades los policías fueron rebasados por una gran cantidad de personas, quienes respondían con piedras y quemando cubiertas.
El ministro del Interior, Arnaldo Giuzzio, dijo que todo comenzó con un grupo de vándalos, que luego aprovecharon para romper comercios y automóviles.
Ocho civiles resultaron heridos, entre ellas una menor a consecuencia de la inhalación de gas lacrimógeno. Incluso, periodistas resultaron con lesiones, al igual que una médica de nombre Rosa Bogarín, quienes fueron derivados al Hospital de Trauma. También 12 policías resultaron heridos.