Este es un aniversario aciago. Se cumplieron diez años del secuestro más largo en nuestra historia, el del suboficial Edelio Morínigo, capturado por el llamado Ejército del Pueblo Paraguayo, y olvidado por todos los gobiernos, junto a otros dos compatriotas: Félix Urbieta y Óscar Denis. A pesar de los ingentes recursos asignados a la Fuerza de Tarea Conjunta, la ausencia de estos paraguayos representa un verdadero fracaso del Estado. Es inaceptable dejar abandonadas y sin respuesta a las familias de los secuestrados.
El suboficial Edelio Morínigo Florenciano había sido secuestrado por integrantes del denominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), en una zona boscosa de la estancia Macchi Cué, ubicada en Arroyito, en el Departamento de Concepción. Se encontraba de caza con un grupo de amigos cuando los tomaron de rehenes, para luego liberar a todos menos a Edelio. Esto sucedió el 5 de julio de 2014, hace exactamente una década.
Hace diez años se lo había visto por última vez, apareciendo en un video filmado en el campamento de la banda armada, junto a Arlan Fick, quien entonces estaba también secuestrado y fue posteriormente liberado; desde entonces ya no hubo informes sobre él. En 2018, miembros de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) hallaron panfletos que presuntamente mencionaban la muerte del agente, pero este dato no ha podido ser confirmado hasta hoy.
El de Edelio Morínigo es para el Paraguay el secuestro más largo de su historia. Pero representa principalmente una derrota de todos los gobiernos de la última década, ya que ni el millonario presupuesto anual asignado a la FTC ni al Ministerio Público han sido capaces de resolver el secuestro del compatriota.
Sin embargo, el Estado paraguayo no solamente les ha fallado a Edelio y a su familia, también está en deuda con otras dos familias, la del ganadero Félix Urbieta, quien ya lleva ocho años de plagio, y la del ex vicepresidente Óscar Denis, quien lleva secuestrado cuatro años. Las autoridades nunca han ofrecido informes sobre la condición en que podían encontrarse los tres secuestrados y tampoco sus secuestradores nunca han ofrecido algún dato. Ni el EPP, ni el Ejército del Mariscal López, ni la Agrupación Campesina Armada Ejército del Pueblo han tenido nunca un mínimo gesto de consideración hacia las familias de los compatriotas.
El pasado 9 de mayo, la familia Morínigo Florenciano celebró simbólicamente el cumpleaños 35 del suboficial de Policía con una misa. Su madre, Obdulia Florenciano de Morínigo, le dijo a Última Hora que, desde hace años, lucha para obtener información sobre el paradero de Edelio, y admitió que perdió la esperanza de recuperar a su hijo debido a la inacción e indolencia de las autoridades. Mencionó al padre de Edelio, quien se encuentra aquejado por una enfermedad, y, según su esposa, que es el resultado de las preocupaciones acumuladas por años. “A mi marido le está pasando la factura la situación. Mucho tiempo guardó silencio y ahora le repercute en la salud. Uno de mis hijos entró en depresión; mi familia está destrozada”.
Obdulia asimismo tuvo duros cuestionamientos con el titular del Ejecutivo, Santiago Peña, a quien reclamó la falta de “humanidad” por nunca haberse comunicado con ella para expresar su solidaridad, comparando el hecho de que en el gobierno de Mario Abdo Benítez tampoco hubo resultados, pero mostraban al menos un poco de humanidad. “El presidente vino a mi casa y nos acompañó”, recordó la madre del policía secuestrado.
Edelio Morínigo fue secuestrado el 5 julio de 2014; Félix Urbieta fue secuestrado el 12 octubre de 2016, y Óscar Denis, capturado el 9 setiembre. Estos datos deberían ser un constante recordatorio para las autoridades, a quienes se les asigna un millonario presupuesto, particularmente a la Fuerza de Tarea Conjunta, y pese a esto desde su creación no ha logrado desarticular al grupo criminal armado ni ha aportado tranquilidad a las comunidades del Norte del país.
Las autoridades electas y los funcionarios han fallado catastróficamente por no haber acompañado a las familias de las víctimas del EPP, quienes aguardan angustiadas noticias de sus seres queridos secuestrados.