21 ene. 2025

Editorial ÚH

Recientemente fue detenido un concejal colorado, Bruno Joel Jorgge Arriola, presunto líder de una organización internacional de narcotráfico, por su vinculación en un esquema de envío de droga a Europa. Este es otro caso que suma a una larga lista de políticos paraguayos vinculados al narcotráfico. El narco planta su bandera en el país en los años 60 y se fortalece durante la dictadura de Stroessner; desde entonces ha ido creciendo su influencia, con el crimen organizdo de la mano, filtrando las instituciones del Estado.
El Presupuesto 2025 muestra cambios poco relevantes frente a los grandes desafíos que enfrenta el país y, al contrario, es preocupante que sin cambios en el Presupuesto General y de Ingresos lo más relevante sea el incremento de los recursos destinados a pagar los compromisos de la deuda. Es decir, se mantendrá la mala calidad de los servicios públicos, pero haremos más esfuerzo por pagar una deuda que hasta ahora no ha mostrado efectos en el desarrollo y bienestar, ya que la mayor parte de los indicadores sociales y económicos se han estancado en la última década que coincide con el aumento del endeudamiento.
Mientras el presidente de la República sigue haciendo promesas de construcción de hospitales, la salud pública en el Paraguay sigue en situación de crisis. Se hace evidente que no está funcionando el sistema porque a diario se reproducen los reclamos por la atención, por la falta de medicamentos e insuficientes camas de UTI en todo el país, a pesar de que a lo largo de los años fue aumentando el presupuesto asignado a salud y es evidente que no es suficiente. Las políticas públicas deben ser más efectivas y dar respuestas a la gente.
Estos días festivos nos han proporcionado el tiempo propicio para compartir con la familia y recargar fuerzas para encarar este 2025, esperando que esa patria soñada que todos anhelamos sea posible, a pesar de los enormes déficits que acarreamos y de todos los obstáculos. La construcción de un país que brinde oportunidades a todos es posible, pero para ello es necesario el compromiso y la coherencia de la clase política, así como la acción de los paraguayos y paraguayas que ansían vivir con dignidad.