Acercar el mundo de las fábricas locales a los colegios públicos es lo que busca la formación dual profesional, o educación dual, que se desarrolla en tres instituciones educativas de Villeta, Asunción y Coronel Oviedo, con el apoyo de la cooperación alemana (GIZ-Paraguay) desde hace unos años.
La tasa de desempleo juvenil más baja de la Unión Europea y una de las economías con mayor fuerza en esa región se deben a la famosa educación dual alemana que se aplica cada año en más del 50% de la matrícula de la secundaria en el país germano, según sostiene en un recorrido por Villeta Bárbara María Krause, directora del portafolio País de la GIZ.
Este modelo educativo para la Educación Media tiene más de 100 años, pero comenzó a crecer con más hincapié luego de la Segunda Guerra Mundial. Para el Gobierno, esta metodología también es una de las razones por las cuales se recuperaron a paso acelerado luego de la caída del nazismo.
En el Paraguay, el objetivo de su instalación como alianza público-privada no sería otro que más jóvenes puedan insertarse como técnicos en el mundo laboral desde su salida del bachillerato.
El programa piloto que se desarrolla actualmente solo incluye al bachillerato en Mecatrónica, que se desarrolla en el colegio Eusebio Ayala de Villeta, el Pedro P. Peña de Coronel Oviedo y el vocacional Carlos Antonio López de Asunción.
LA PROPUESTA. Una de las diferencias entre la educación técnica y la dual es que supera en casi siete veces más las horas de aprendizaje dentro de las empresas, en su mayoría fábricas. Mientras que la técnica ofrece 240 horas de prácticas, denominadas pasantías, en la nueva oferta proponen 1.600 horas para los “aprendices”. “Quiero dejar en claro que no se trata de pasantías, los alumnos se convierten en aprendices”, dice Krause.
Todo el tercero de la Media se desarrolla en las fábricas.
El consejo empresarial, directivos y alumnos de Villeta dicen estar contentos con la iniciativa. Algunos estudiantes incluso ya fueron contratados por firmas de la zona al finalizar el colegio, donde cobran el salario mínimo por ocho horas diarias.
“Los chicos se forman en las fábricas”, cuenta el presidente del Consejo Empresarial de la ciudad, Vicente Ramírez.
En la empresa que elabora cartones yeso Kartotec, Sebastián Paiva, alumno del colegio Eusebio Ayala, trabaja como aprendiz mientras culmina la secundaria.
Ya pasó por todas las oficinas de la firma privada, otro de los requisitos que exige la formación profesional.
“Aquí realizo tareas de automatización. Lo que tiene Mecatrónica es que abarca mucho y se pueden realizar tareas de todo tipo”, cuenta el joven.
Sueña con estudiar en la universidad, mientras sigue con algún oficio.
Desde Conti Paraguay, el ex aprendiz Juan Silvero se muestra contento con su contratación y ahora apunta a la universidad. “En la firma apoyan que estudie más”, dice.
Los jóvenes cobran el 60% del salario mínimo mientras trabajan seis horas al día hasta completar las 1.600.
Uno de los limitantes de esta formación es el espacio que puedan dar las compañías a jóvenes. No todas tienen la capacidad de absorber a todos los estudiantes aprendices o pasantes. En Coronel Oviedo, docentes capacitan a los estudiantes ad honórem, pues no tienen rubros.