El encuentro, poco habitual, tuvo lugar el 29 y 30 de julio en Catar, con la presencia del alto representante de Estados Unidos para Afganistán, Thomas West, y la enviada especial estadounidense para las Mujeres Afganas, Karen Decker.
Durante las reuniones, la delegación de Estados Unidos expresó su “preocupación por la crisis humanitaria” que sufre Afganistán y exhortó al Gobierno talibán a “revertir las políticas que han deteriorado los derechos humanos, especialmente de las mujeres y niñas”, detalló el Departamento de Estado en un comunicado.
También abordaron con representantes del banco central afgano los “retos financieros” que afronta el país y trataron la posibilidad de establecer pronto un diálogo técnico económico entre ambos países.
La delegación estadounidense “tomó nota del compromiso de los talibanes” de no permitir que operen en su territorio grupos terroristas que amenacen a Estados Unidos.
Los representantes de Washington reconocieron además que ha habido un descenso de atentados terroristas contra la población civil en Afganistán, al tiempo que exigieron la liberación inmediata de ciudadanos estadounidenses detenidos en el país.
Finalmente, Estados Unidos reconoció que el cultivo de opiáceos ha disminuido significativamente en Afganistán, y se comprometieron a continuar un diálogo sobre tráfico de drogas.
Esta fue una de las rondas de contacto más extensas entre Washington y el régimen talibán desde que hace dos años los talibanes tomaron el control del país en medio de una caótica retirada de las fuerzas estadounidenses en el país. EFE