Pocos días después de volver a la Casa Blanca en enero, Trump emitió una orden para la publicación sin censura de los archivos relacionados con los asesinatos de Kennedy, su hermano Robert F. Kennedy y del líder de derechos civiles Martin Luther King Jr.
“De acuerdo con la directiva del presidente Donald Trump (...) todos los archivos que se retenían como clasificados y que son parte de la colección del asesinato del presidente John F. Kennedy quedan publicados”, dijo la Administración Nacional de Archivos y Registros en un comunicado en su sitio web el martes.
La institución ha publicado en las pasadas décadas millones de páginas de registros sobre el homicidio del presidente Kennedy en noviembre de 1963, pero miles de documentos permanecían bajo secreto a pedido de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y de la Policía Federal (FBI), por razones de seguridad nacional.
La Comisión Warren, que investigó el asesinato del carismático presidente de 46 años en Dallas, Texas, determinó que fue cometido por un ex francotirador de los marines, Lee Harvey Oswald, y que actuó en solitario.
Pero no ha conseguido apagar las teorías de la conspiración, que especulan con un complot. La lenta divulgación de los archivos públicos las ha alimentado.
Oswald desertó a la Unión Soviética (URSS) en 1959, pero retornó a Estados Unidos en 1962. Fue asesinado a tiros dos días después de matar a Kennedy por el dueño de un club nocturno, Jack Ruby, durante un traslado de presos a la cárcel.
Los expertos en Kennedy estiman que los documentos restantes probablemente no contengan revelaciones impactantes ni pongan fin a las desenfrenadas teorías de conspiración sobre el asesinato del 35º presidente de Estados Unidos.
Muchos de los registros que ya fueron publicados eran documentos de inteligencia sin procesar, incluidos resultados de reportes de agentes del FBI siguiendo pistas improductivas.
La mayor parte de lo que contenían dichos documentos ya era conocido, como que la CIA, obsesionada con el comunismo, ideó varios planes para asesinar al líder cubano Fidel Castro.
Cientos de libros y películas, como la de Oliver Stone de 1991, JFK, han alimentado las conspiraciones. Apuntan el dedo acusador contra los rivales de la Guerra Fría, la Unión Soviética o Cuba, la mafia e incluso al vicepresidente de Kennedy, Lyndon Johnson.
La publicación de estos documentos también cumple con una ley del Congreso de 1992, según la que los registros de asesinatos que se encuentran en los Archivos Nacionales se publican en su totalidad 25 años después.
Fuente: AFP.