Batista, de 60 años, fue detenido por agentes de la Policía Federal que lo esperaban en el aeropuerto internacional de Río de Janeiro, adonde llegó en un vuelo procedente de Nueva York.
Poco después, ingresaba en el complejo penitenciario de Bangú, en las afueras de la ciudad, donde están recluidos varios políticos y empresarios acusados de corrupción, entre ellos el ex gobernador de Río Sergio Cabral.
El multimillonario está acusado del pago de comisiones ilegales por 16,5 millones de dólares precisamente a Cabral para adjudicarse contratos públicos y del manejo de información privilegiada para sus negocios. El empresario fue declarado prófugo el jueves, cuando la Policía acudió a su domicilio para detenerlo y descubrió que se encontraba en Nueva York.
Las especulaciones sobre un supuesto acuerdo para entregarse se desataron en los últimos días y, antes de tomar el avión con destino a Río, Batista anunció anoche desde el aeropuerto de Nueva York su intención de colaborar en la investigación. “Estoy regresando para responder a la Justicia, como es mi deber... Llegó el momento de dejar las cosas claras. Estoy regresando porque voy a mostrar cómo fueron las cosas”, dijo. En el avión, según el portal O Globo, el empresario se mostró relajado y admitió que el esquema de corrupción “es mayor de lo que se imagina” y que eran los políticos quienes “presionaban” para conseguir comisiones ilegales. Según la Fiscalía, para el pago de esas comisiones, Batista usó un contrato “ficticio” que simuló la compra de una mina de oro a testaferros de Cabral, en prisión desde noviembre por la creación de una “organización criminal” que le permitió ocultar en cuentas en el exterior hasta 100 millones de dólares procedentes de sobornos. efe