04 jul. 2024

El 2022 inicia con optimismo moderado

La falta de lluvia en forma suficiente en los últimos meses, las altas temperaturas, dificultades en la navegación, posible suba del dólar, y la amenaza de un rebrote del Covid-19 son condicionantes que pueden afectar el desarrollo de la actividad económica en el presente año.

Como es sabido, la economía local depende en un alto porcentaje de las producción agrícola y ganadera. Para el buen desarrollo de ambos sectores el clima en un factor fundamental.

Tal es la situación en el campo que los gremios de la producción alertaron a las autoridades del gobierno sobre un menor rendimiento del cultivo de soja e incluso ya están solicitando algunas flexibilizaciones de las normativas tributarias.

El reclamo de los sojeros es la suspensión de los anticipos del impuesto a la renta. Los productores están estimando, a juzgar por las primeras cosechas, que los ingresos serán inferiores al del año pasado y alegan que será difícil hacer los anticipos en base a las utilidades del año pasado.

La única ventaja de los grandes productores es que los ahorros generados el año pasado pueden ayudar a compensar los menores ingresos que se darían eventualmente este año.

La falta lluvia afecta de manera más directa a los pequeños productores que no cuentan con recursos económicos ni tecnológicos para hacer frente a la situación climatológica adversa y dependen exclusivamente del comportamiento de la naturaleza para asegurar una buena producción.

En el sector ganadero la falta de lluvia está afectando negativamente la calidad el pasto, esencial para la alimentación de la hacienda. Además, el agotamiento del agua en los tajamares obliga a los ganaderos a invertir más recursos para hidratar al ganado en un mes de intenso calor.

La situación de calor y sequía encarece la producción ganadera, lo que a su vez repercute en el consumidor final quien tendrá que pagar precios más altos por los cortes de carne.

Es de esperar también que ante la sequía se produzca un encarecimiento de otros productos de la canasta básica familiar.

Para el sector comercial, por de pronto, lo más preocupante es la eventual tercera ola del Covid-19, que dependiendo de la severidad puede obligar al Gobierno a establecer nuevas restricciones para evitar una mayor propagación del virus.

Hasta el momento la población goza de amplia libertad para realizar todo tipo de actividades comerciales, sociales y recreativas. Pero a medida que aumenten los niveles de contagios o decesos por causa del coronavirus es de esperar que se tomen ciertas medidas a nivel gubernamental.

Otro evento que pueden afectar el desarrollo de la actividad económica es el inicio de las actividades electorales con miras a las elecciones presidenciales del 2023. Conforme a los analistas, las empresas habitualmente miran con cautela a la hora de realizar nuevas inversiones o contratar personal en un periodo de campañas electorales. Durante todo el año pasado el Banco Central del Paraguay realizó fuertes intervenciones en el mercado cambiario para mantener estable la cotización del dólar. Gracias a ese procedimiento el Guaraní es una de las monedas que menos de devaluó con respecto al dólar, las monedas de los países vecinos experimentaron devaluaciones ante la divisa norteamericana. Para este año se espera un repunte del dólar a nivel local. Si bien hay factores que amenazan el buen desempeño de la economía, entre los agentes económicos persiste un optimismo moderado de que las situación será mejor que el 2021. Todos abrigan esperanzas en que una mayor inoculación de las personas ayude a frenar la expansión del coronavirus y que no se tenga que llegar a nuevas restricciones.

El clima y la salud de la población son dos factores que nuevamente marcaran el desarrollo de la economía en el 2022. Rogamos para que sea un año mejor.

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