José Carlos Rodríguez
Sociólogo
Muchos creen que no vivimos en un tiempo bueno para la democracia. Hace ya más de treinta años, vivíamos en otro tiempo. Habíamos hecho nuestra transición democrática, habíamos cancelado la tortura y la desaparición de los presos políticos, levantado las leyes represivas, y terminado con los ataques contra las comunidades campesinas. Se habían liberado a los presos políticos, se había terminado la orden superior. Y habíamos hecho una señora Constitución Nacional.
La tarea de proyectar al Paraguay en el mundo no es fácil.
Estamos hablando de un país periférico, cuyo PIB representa tan solo el 2% del PIB total del Mercosur. A pesar de ello, hay que concederle al presidente que su acción ha ayudado a abrir puertas. Ha habido visitas de personalidades, como el canciller de Gran Bretaña y el primer ministro japonés, e incluso la misión conjunta de la directora general del FMI y el presidente del BID, que, probablemente, no se hubieran dado sin una acción presidencial tan decidida.
CRÓNICA DE UNA DECADENCIA ANUNCIADA
Ya no estamos en aquella época. El viento de la libertad hoy no sopla con fuerza, sino al revés.
Vivimos una democracia que está en peligro. La oposición está rota. El Frente Guazú ya no existe, el Partido Liberal Radical Auténtico está humillado, dividido, y en buena parte subordinado a una parte del oficialismo. El Partido Colorado está frágil, su ala predominante depende de las finanzas del líder, multibillonario y significativamente corrupto. La otra tendencia es poco influyente. La Cruzada Nacional de Payo Cubas hace la protesta y el rencor, sin proponer un futuro.
No podemos pasarnos por alto la existencia de crisis en la democracia occidental. Estados Unidos y Europa hacen una guerra innecesaria contra Rusia en Ucrania que es absurda e incontablemente mortal. En la guerra de Gaza, EEUU es proveedora para cometer delitos de lesa humanidad, a la masacre de niños y mujeres no combatientes. Una regresión moral hacia la II Guerra Mundial, que termina con el consenso mundial de 1948, que habíamos firmado con la declaración de los derechos humanos.
Pero no todo el mundo mira hacia atrás, hacia abajo o al costado. América Latina desde México hasta Uruguay y Chile, tiene muchas naciones y la inmensa mayoría de la población que está atacando al subdesarrollo, a la peor desigualdad del planeta y a dejar de ser un patio trasero. México, Colombia, Brasil, Chile y Uruguay están en eso. Otras naciones pagan un precio demasiado alto en libertad y en prosperidad con su compromiso por la soberanía.
La construcción del corredor bioceánico va a cambiar a geografía económica del Paraguay, un país que no llevaba a ningún otro. Era ir y volver. Mañana será también un lugar de tránsito.
Con el acuerdo del Mercosur con la Unión Europea, América Latina reemprende un gran proyecto de relación con simetría internacional de la Constitución de Cádiz, también llamada la Constitución española de 1812 que fracasó a inicios del siglo XIX. La Carta Magna del Reino de España promulgada, por las Cortes Generales, en la cual debió participar el doctor José Gaspar Rodríguez de Francia.
Con el BRICS, se está diciendo adiós, lenta y pacíficamente, al mundo asimétrico neocolonial anglosajón, que restringía a las Naciones Unidas. Se busca globalizar la globalización, superando trampas y aumentado su potencial.
Las democracias occidentales viven una crisis, sí, pero, no una decadencia. Hay un pasado que no se va, ni funciona; y hay un futuro esperado, que todavía no viene. Todo sobre el filo del terror del holocausto atómico mundial y a la tremenda referencia, cada vez más frecuente, a una III Guerra Mundial. Algo que nadie puede ganar, ni evitar sucumbir si ella ocurre. Una alternativa por ello inviable.
EL FUTURO ES MÁS LARGO
La gestión política local también parece gestionar una decadencia de la democracia.
La representación política, más que democracia, es plutocracia. Sustituye a la dictadura más bárbara por un nuevo autoritarismo. Con la mercantilización de la sociedad y el vaciamiento de las garantías a la libertad política, con el olvido del espíritu de las leyes, en contra de un Estado democrático y social, basado en la dignidad humana, la gente hace cálculos sobre lo que más teme: cuánto tiempo más el poder que hoy manda llevará puesta su máscara para ocultar el nuevo autoritarismo que emprende. ¿Volverá a recuperar su propio rostro?
Una ley garrote ya vino. El acoso a un intendente de Ciudad del Este prosigue. El desafuero de una senadora fue perpetrado. La distancia entre la Sdministración local y la administración de la Embajada del Norte crece. Mucha gente siente que las desigualdades aumentan viendo levantarse rascacielos y multiplicarse los automóviles que muestra que hay más plata... Pero también más pobreza, el crecimiento de la corrupción de Estado, el empeoramiento del delito callejero, y el agobio de la crisis climática… Todo da a entender que el crecimiento sin desarrollo y el autoritarismo legalizado nos acercan a la oscuridad política. Quizás también puedan alentar al cambio.
Paraguay tiene un crecimiento moderado, un equilibrio fiscal y financiero. Tomó distancia de los grandes vecinos, ya puede andar por cuenta propia. La población se urbanizó con una demografía sostenible. Se alfabetizó. La extrema pobreza (o hambre) disminuyó; lo peor de las políticas de reformas neoliberales fueron capoteadas. El país ya no vive solo del campo. Pero el país no invierte en la gente ni en la prosperidad compartida. Algunos, solo algunos, están mejor.
También es posible que el Paraguay esté en crisis, pero no en decadencia, sino en vísperas de un nuevo futuro. Quizás la juventud y el pensamiento libre retomen la palabra; quizás el miedo a la libertad será superado por el miedo a la dictadura, y no se complete el proyecto de la temida regresión democrática y que retorne el impulso que nos permitió la primera transición. Y no se haga una Constitución garrote en contra de la actual Constitución Nacional. Que la fuerza que tuvimos para superar el infortunio del ayer retorne y nos aliente para superar el infortunio de hoy.
**Publicado en la Revista Análisis de Coyuntura,
Economía y Sociedad, N° 84, diciembre 2024. Editado por el Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya.