30 ene. 2025

El arca de Noé

Lupe Galiano

Las elecciones internas de los partidos se acercan y salen a relucir los candidatos de los más variados pelajes, más apropiados para el arca de Noé que para liderar una República donde reinan unión e igualdad.
Están los de siempre, a quienes la ciudadanía trata de ratas y chorros, pero siguen ahí, se perpetúan per secula seculorum, como diría el difunto amigo de estas huestes. Y si siguen es porque les votan. Punto.
Están los reciclados que, tras una breve pausa, vuelven con todo para defender la vida y la familia. Dios nos libre y nos guarde, de estos políticos, no de las ideologías.
Están los novísimos que vienen con ideas prehistóricas. Hay uno, cuyo nombre la casa se reserva, que pintó de rojo furioso un juvenil mural que daba algo de alegría a una de las tantas maltrechas calles de Asunción. Lo que no se sabe es si pintó el mural antes o después de disfrazarse de Hitler. Entre sus propuestas más interesantes están el endurecimiento de las leyes contra los delincuentes; el retiro de patria potestad a padres que hacen mendigar a sus hijos; cámaras, picanas y otras delicias por el estilo. Triste que un tipo joven no piense en políticas públicas para atender a los marginados, sino en represión y más represión. Triste que un tipo joven no piense en revertir las causas, sino en atacar los efectos. Triste que un tipo joven tenga mentalidad de pyrague.
Están los outsider, que se pusieron de moda en el mundo entero y también en Paraguay. Esos son los que no saben nada de política, pero pueden traer votos. Cada vez que salta una nueva candidatura la gente se dedica a criticar a los partidos que echan mano de los faranduleros, modelos, cantantes, reguetoneros y a los propios faranduleros, modelos, cantantes y reguetoneros que prestan su imagen para atraer votos. Pero se olvidan, nos olvidamos, que todos en algún momento de nuestras vidas dijimos que estamos hartos de los políticos profesionales, que lo único que hacen es viajar, meter a sus parientes en las diversas oficinas del Estado y aprovechar para hacer negocios. Así que quizás, pero solo quizás, los mediáticos aporten algo, aunque surge una leve sospecha de que la mayoría ni siquiera sabe si se juega un partido Cerro-Olimpia o si se pide la independencia del Guairá.
La cosa es que ser candidato no es para cualquiera, aunque quiera, ya que un lugarcito en las listas sábana cuesta 1.000 o 2.000 millones de guaraníes, que para un vil mortal significa 1.000 años de trabajo, cuatro créditos hipotecarios. Claro que estos muchachos tienen sponsors, algunos de ellos de la pesada. Y, bueno, vamos nomás a seguir soñando con un Paraguay mejor.