Coincidiendo con las celebraciones de Semana Santa, que este año se han visto muy limitadas a causa del confinamiento por el coronavirus, el arzobispo y el rector de la catedral, Patrick Chauvet, presidieron una ceremonia íntima de veneración a la corona de espinas, reliquia salvada en el fuego del 15 de abril de 2019.
Apenas siete personas se encontraban en el interior de la iglesia, en torno a la corona y detrás de la gran cruz de madera encofrada en oro que preside el altar de Notre Dame.
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En las imágenes se podía ver este viernes la girola de la catedral, la parte de la nave que rodea el altar y el ábside, que aparecía despejado.
Por encima, se apreciaba la nave central cubierta por una red protectora de las obras, que han sido paralizadas por el confinamiento, y para las que se han recaudado de momento donaciones por 901,5 millones de euros, según las cifras ofrecidas por la autoridad pública que gestiona la reconstrucción.
Salvo el arzobispo, el rector y sus auxiliares, tanto el violinista como dos cantantes que intervenían en las lecturas vistieron uniformes de protección y botas de caucho, así como los técnicos que grabaron la ceremonia, que llevaban además casco.
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El arzobispo indicó previamente esta semana en rueda de prensa que tan solo siete personas intervendrían en el acto, televisado en directo, cuya intención era “transmitir un mensaje de esperanza durante la Semana Santa”.
La corona de espinas fue salvada
La corona de espinas fue salvada de la capilla en la que se encontraba dentro de una caja fuerte, la misma noche del incendio durante la intervención de los bomberos, así como el tesoro de la catedral, una serie de reliquias del catolicismo que fueron rescatadas antes de que fuera apagado el fuego.
Pero la corona es sin duda el objeto de mayor valor que guardaba Notre Dame. Según la creencia, se trata de la corona de espinas que los romanos colocaron a Jesús en la crucifixión.
Luis IX la compró a mercaderes venecianos que la habían recuperado en Constantinopla en el siglo XIII, y construyó para su veneración la Sainte Chapelle, situada a pocos metros de Notre Dame.
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Durante la Revolución Francesa pasó a ser conservada por la Biblioteca Nacional de Francia y a principios del siglo XIX fue trasladada a Notre Dame, donde permaneció hasta el pasado 15 de abril.
Antes del incendio, la corona tan solo se exponía el primer viernes de cada mes y el Viernes Santo.
En una entrevista, el rector de la catedral recordó esta semana que la integridad del edificio sigue comprometida puesto que no se han podido retirar los andamios que estaban sobre la cubierta.
“Mientras los andamios sigan encima, no podremos decir que la catedral está salvada. Estamos bloqueados en las obras otra vez, todo va muy lento y en el momento en el que por fin íbamos a retirarlos, llega el confinamiento”, lamentó Chauvet.