AFP
RIO DE JANEIRO, BRASIL
El asesino de la escuela de Realengo, en Río de Janeiro, Wellington Menezes de Oliveira, se decía “musulmán”, pero las autoridades religiosas islámicas negaron cualquier vínculo con el hombre de 23 años que mató a 12 niños el jueves, según reportes de la prensa local.
Wellington Menezes, educado desde su infancia en la religión de su madre adoptiva, allegada a los testigos de Jehová, había marcado en su ficha escolar en 2006 que era “musulmán”, informó este domingo el semanario Veja.

Veja, que obtuvo las copias de los formularios de inscripción en la escuela pública Madre Teresa de Calcuta, constató que en 2004 Wellington Menezes había declarado como religión “testigo de Jehová", pero que en 2006 dijo ser “musulmán”.
Wellington Menezes mató el jueves a 12 escolares e hirió a otros 11 antes de suicidarse en la escuela Tasso da Silveira, a la que concurrió entre 1999 y 2002 y en la que fue víctima de numerosas humillaciones, según testimonios.
DEJÓ INSTRUCCIONES. En un bolso encontrado por policías en la escuela había una carta en la que el asesino daba instrucciones sobre su inhumación. Según Veja, la Policía también encontró textos en los que Menezes de Oliveira decía que pasaba “cuatro horas diarias leyendo el Corán”.
“A veces medito sobre el 11/9", el atentado terrorista del 11 de setiembre de 2001 en Nueva York en el que perecieron cerca de 3.000 personas, según señala otro pasaje de la carta.
El presidente de la Unión Nacional de Organizaciones Islámicas, Jamel el Bacha, afirmó en un comunicado que Wellington Menezes “no es musulmán y no tiene ningún vínculo con las mezquitas y organizaciones de beneficencia mantenidas por la comunidad en Brasil”.
La Policía Federal investigó eventuales vínculos con grupos terroristas islámicos, pero descartó esa hipótesis, afirma Veja.
MANIFESTACIÓN. Los integrantes de una oenegé brasileña se manifestaron ayer en Río de Janeiro para pedir que el Gobierno combata el tráfico de armas y evite que se repita un episodio como el asesinato de 12 niños en una escuela.
“La sociedad exige combate al tráfico de armas y de munición”, rezaba la pancarta de los manifestantes, convocados por la oenegé Río de Paz, que fue colocada en la playa carioca de Copacabana.
El responsable de la oenegé, Antonio Carlos Costa, se preguntó cuál era el origen de las armas y municiones que fueron usados en la masacre del colegio Tasso da Silveira, perpetrado por un ex alumno del centro, que se suicidó ante el cerco policial.
“Se sabe que el 86 por ciento de las armas que se confiscan a los delincuentes habían sido vendidas legalmente. La Policía Civil de Río guarda en un depósito 150.000 armas. ¿Hay seguridad?”, cuestionó Costa, en declaraciones recogidas por la Agencia Brasil (oficial).
Los manifestantes tendieron en un alambre en la playa doce banderas de Brasil manchadas de tinta roja, en una muestra de solidaridad con los doce niños asesinados.
El asesino, Wellington Menezes de Oliveira, de 23 años, usó dos revólveres que había conseguido de forma ilegal y con los que disparó 66 veces, según la Policía, para matar a 12 niños.