“No hubo aviso. El avión comenzó a temblar y, un segundo después, se precipitó. Todo duró como dos segundos”, asegura a EFE en una conversación telefónica el pasajero, que viajaba con su esposa y que prefiere preservar su identidad.
Ambos salieron ilesos del incidente, pues llevaban puesto el cinturón de seguridad. “Sentimos como si estuviéramos en una montaña rusa” –describe– “pero no saltamos del asiento”, a diferencia de otros pasajeros no amarrados que estaban enfrente y alrededor.
“Volaron hasta el techo, golpeándose con él y cayendo de nuevo... Otros objetos, como los carritos (de la comida y bebida), también... Hubo tantos golpes que se podían ver agujeros en los paneles (del aparato)”, señala.
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El hombre, residente en Singapur –el destino final del vuelo SQ321, que cubría la ruta desde Londres a la ciudad-Estado asiática–, considera que el momento de la sacudida, unas 2,5 horas antes del aterrizaje y diez horas después del despegue, al sobrevolar Birmania, fue “muy desafortunado”.
“Todo el mundo estaba despertándose, yendo al baño, la tripulación preparando el desayuno... Si hubiera ocurrido una hora antes, con casi todo el mundo durmiendo, el daño habría sido mínimo”, indica.
“Muchos miembros de la tripulación sufrieron heridas porque no estaban sentados, la mayoría cojeaba o sangraba después”, añade.
Un fallecido y decenas de heridos
El fallecido es un director de teatro británico de 73 años, víctima de un ataque cardíaco, y entre las decenas de heridos una veintena se encuentra en cuidados intensivos, según un comunicado de hoy del Hospital Samitivej de Bangkok, en cuyos centros se ingresó a la mayoría de los afectados.
Según el canadiense, una médica que viajaba en el avión trató de salvar sin éxito y tras “mucho esfuerzo” la vida del británico.
Entre los heridos hay un ciudadano español de 42 años que viajaba con su esposa, de 38, y quien presenta “una contusión”, según pudo saber EFE.
Por su parte, el ciudadano canadiense y su mujer ya se encuentran en Singapur, pues fueron parte de los 131 pasajeros y 12 tripulantes que viajaron esta mañana en un vuelo fletado por la compañía aérea, cuyo director ejecutivo, Goh Choon Phong, pidió disculpas hoy por la “traumática experiencia”.
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Otros 79 pasajeros y seis tripulantes permanecen en Bangkok, incluyendo aquellos que están recibiendo asistencia médica y los familiares que viajaban con ellos.
Según informó ayer la aerolínea, el avión transportaba a 211 pasajeros y 18 tripulantes, la mayoría australianos (56), británicos (47) y singapurenses (41), así como dos españoles.
Una brusca caída
Conforme al portal FlightRadar, que registra los vuelos en todo el mundo, el aparato, un Boeing 777-300 ER, sufrió una brusca pérdida de altitud durante 4 minutos por la que descendió desde los 37.000 a los 31.000 pies (de 11.200 metros a 9.400 metros), cuando aparentemente logró estabilizarse.
No obstante, según el relato del canadiense entrevistado por EFE, que coincide con el de otros pasajeros, el descenso abrupto provocado por la turbulencia fue de apenas segundos, de forma que esos casi 2.000 metros de pérdida de altitud incluirían también el tiempo de bajada deliberada del piloto tras el sobresalto.
Una vez que el avión recuperó la estabilidad, los tripulantes procedieron a hacer un recuento de heridos. “Al confirmarse que había varios críticos, el piloto anunció el aterrizaje de emergencia”, que tuvo lugar en el aeropuerto de Suvarnabhumi, en Bangkok, alrededor de las 15:45 hora local (8:45 GMT) del martes.
Singapore Airlines, la segunda mejor compañía aérea del mundo tras Qatar Airways según los Premios de Aerolíneas del Mundo, aseguró hoy que está “cooperando plenamente” con las autoridades para la investigación del incidente.
Fuente: EFE