Para bailar no existen límites de edad o tipología física, así lo expresan expertos y protagonistas, quienes utilizan la danza como forma de mantener la salud física y sicoemocional.
“Bailar aporta diversos beneficios”, comenta la profesora y bailarina Seudy Villasanti, del Conservatorio de Arte Esther Villasanti (@esthervillasantidanza).
Seudy explica que la danza favorece el equilibrio, la correcta postura, a las articulaciones. “Está comprobado que al bailar se liberan hormonas de la felicidad: Serotonina, endorfina”, añade.
Para la maestra es muy gratificante escuchar que sus alumnos adultos llegan a clase con estrés y se retiran sonriendo y relajados. “Bailar libera, sana y hace feliz. Además se encuentran personas con quienes compartir la pasión por un estilo de danza, se forman lazos de amistad. Todas las personas deberían bailar sin importar la edad”.
El profesor de tango Armando Benítez explica, según su experiencia docente de adultos y adultos mayores en tango, que observa gran satisfacción en sus estudiantes cuando estos aceptan el desafío. “La recomendación (para cualquier ritmo) y en especial para el tango, es que sigan el proceso y lo hagan sin miedo a equivocarse”, refiere.
FAMILIA QUE BIEN BAILA. Entre los sumamente constantes y que consideran que el baile es la mejor opción para mantenerse en forma, resalta el matrimonio conformado por Óscar Pavón y Alba Flecha, quienes con más de 65 años bailan juntos diversas disciplinas: Tango, danza paraguaya y salsa. “De niña siempre quise ser bailarina, pero mi papá se oponía”, cuenta Alba Flecha, ingeniera de profesión, mamá de 3 hijos y abuela de dos nietos. “Ya casada, a los 28, empecé un camino hacia la danza con Expresión Corporal junto al profesor Miguel Bonnin. Luego hice danza latina, clásica, árabe, axé, flamenco, bachata y kizomba”, recuerda.
Alba confiesa que la danza, además de ser un lugar donde se liberan las presiones cotidianas, es un elemento que fortalece la unión familiar entre su marido y su hija María Gracia, quien es profesora superior de Danza Clásica y también asiste con ellos a clases de tango, folclore y salsa.
“A veces llegamos enojados por algún motivo, pero al salir de clase ya estamos todos bien, el baile es terapéutico”, considera y afirma que piensa seguir bailando hasta que su cuerpo le acompañe, a pesar que a sus 67 años lucha contra la artritis reumatoide.
La experiencia del ingeniero Óscar Pavón en la danza empezó acompañando a su esposa Alba, y luego, porque encontró que es la mejor forma de canalizar la ansiedad y el estrés. “Es hacer ejercicio, y tener la mente ocupada en otras cosas que no sea el trabajo”, manifiesta.
“Aprender y acordarse de los pasos para cada ritmo, secuencias, coreografías es una forma de mantener la mente ágil. Además, en las clases se hacen amistades diferentes, con otros adultos que tienen otro tipo de actividades”, cuenta Pavón.
MÁS SALUD. Las jubiladas Nidia Ferreira, Celia López y Alicia Costas, bailarinas de tango, coinciden en que el baile contribuye a mantener el buen humor y la salud.
“El grupo de baile siempre esta con alegría, buen humor y buena onda que contagia”, comenta Ferreira, bioquímica jubilada y mamá de un ex bailarín de tango (25), quien confiesa que fue él quien le inspiró a bailar tango.
Nidia ya bailó “de todo un poco”, latino, árabe, chamamé, disco, pero actualmente baila tango y danza paraguaya, “una se vuelve selectiva”, dice.
Por su parte Celia decidió bailar hace 15 años y también pasó por varios ritmos antes de quedarse con el tango. “Es un estilo que me apasiona y gran desafío que me pone a prueba cada día”. A la veterinaria retirada, el tango le mejoró la postura y le ayuda con sus problemas de artrosis.
A Alicia, licenciada en contabilidad y administración, le gusta el baile desde niña, pero no tuvo oportunidad de estudiar danza. “Empecé cuando mis hijos ya fueron grandes y dejaron el nido”, recuerda. Empezó con la salsa y se decantó por el tango, que le “atrapó desde el primer momento” y cuenta que a ella le mejoró el equilibrio, coordinación y autoestima.
La recomendación (para cualquier ritmo) y en especial para el tango, es que sigan el proceso y lo hagan sin miedo a equivocarse. Armando Benítez, profesor de tango.
El abrazo tanguero es terapéutico y una vez que aprendes a bailar tango, ya quedas atrapado. Es una disciplina totalmente recomendada para todas las edades.
Alicia Costas Antola, Lic. en Contabilidad y Administración, jubilada.
- La danza es más que divertirse y sumar a la estética personal. Beneficia igual que cualquier deporte.
- Beneficios cardiovasculares.
- Corregir malas posturas ocasionadas por sedentarismo. En pocas sesiones se mejora el porte.
- Sugerencias: usar ropa cómoda para mejorar movimientos. Algunos ritmos requieren zapatos específicos (tango, tap, flamenco).
- Clases grupales suman a la socialización, ayudan a trabajar aspectos de la timidez, tratamientos de la depresión.
- Libera sustancias químicas: endorfinas y serotoninas.
- Fomenta la autoestima y fortalece la autoconfianza.
- Aumenta equilibrio, flexibilidad
- Mejora la coordinación