Desde mayo de 2013 el banco comenzó a analizar los clientes con cuentas en la entidad y procedió a cancelar varios miles de ellas, de modo que a 30 de junio pasado tenía 15.495 clientes con unos activos totales de 6.000 millones de euros, informó el IOR.
El responsable del IOR, Ernst von Freyberg, declaró al presentar las cuentas del banco que el consejo de vigilancia de la entidad se ha dedicado en los últimos meses a hacer que sea más “segura y transparente”.
“Por medio de este trabajo, hemos puesto las bases para que un nuevo equipo haga del IOR un destacado prestatario de servicios para las finanzas católicas”, aseguró Von Freyberg en un comunicado emitido por el banco.
La comunicación del IOR precede al anuncio de la composición de su nueva dirección, que será presentada por la Santa Sede en una conferencia de prensa mañana, miércoles, en la que se darán a conocer además detalles de la segunda fase de reformas de la institución.
Según algunos medios, el sustituto de Von Freyberg al frente del IOR podría ser el empresario francés Jean-Baptise de Franssu.
En su comunicación de los resultados financieros de 2013, el IOR indicó que desde mayo de ese año hasta junio de 2014 la institución ha llevado a cabo un “análisis sistemático de todos los registros de clientes para identificar la información perdida o insuficiente”.
Eso ha conducido al bloqueo de 1.329 cuentas individuales y otras 762 de clientes institucionales, aseguró la entidad vaticana.
Como consecuencia de ese proceso iniciado en 2013, el IOR informó de que a fecha 30 de junio pasado ha cerrado unas 3.000 relaciones con clientes, de ellas unas 2.600 que calificó como “cuentas durmientes”, con un saldo pequeño o sin actividad desde hacía tiempo.
“Gracias a esta decisión, el IOR ahora se centra solo en instituciones católicas, clero, empleados o antiguos empleados del Vaticano con cuentas de salario o pensión, así como de Embajadas y diplomáticos acreditados ante la Santa Sede”.
El cierre de esas cuentas supuso para la entidad deshacerse de activos por valor de 44 millones de euros; de ellos 37,1 millones se transfirieron a instituciones italianas, unos 5,7 millones se transfirieron internamente como donaciones y los 1,2 millones de euros restantes se pagaron en metálico a sus titulares.
El balance del IOR da cuenta de que a fecha 31 de diciembre de 2013 tenía 17.419 clientes, de los cuales 5.043 eran instituciones católicas, es decir, más del 80 % de los activos que gestionaba; además 12.376 eran personas físicas, menos del 20 % del total.
Los resultados del IOR se conocen después de que el pasado mayo la Autoridad de Información Financiera (AIF) de la Santa Sede comunicara que la entidad fue sometida a una “primera inspección” durante los primeros meses de 2014.
La AIF precisó que esa inspección tenía como objetivo “verificar la aplicación de las medidas tomadas para prevenir y luchar contra el blanqueo de dinero y la financiación del terrorismo”, según informó entonces la Santa Sede.
La inspección se realizó en aplicación de los dispositivos legales aprobados en octubre de 2013, cuando el Vaticano los justificó para dotar de transparencia a la actividad del IOR y prevenir actividades monetarias ilegales.
El papa Francisco había lanzado en agosto pasado ese proceso de transparencia mediante un motu proprio (ley papal) con el que se creó un comité supervisor financiero para la Santa Sede y el Estado del Vaticano.
Correspondía a la nueva batería de reformas sobre la economía y las finanzas vaticanas, muy cuestionadas, sobre todo, por el papel de su banco, el IOR.