28 dic. 2024

El bien común: Un compromiso empresarial ante el nuevo año

En esta época de Navidad y renovación de esperanzas con el inicio del año, los empresarios cristianos estamos llamados a reflexionar sobre nuestro compromiso con el bien común, la justicia social y la dignidad humana. La Navidad nos recuerda el valor de la solidaridad y el servicio, y nos inspira a renovar nuestra misión de generar oportunidades, bienestar y desarrollo en nuestras comunidades.

El trabajo empresarial, realizado con responsabilidad y guiado por principios cristianos, es una herramienta poderosa para contribuir al bien común. Crear y sostener empresas formales no solo es un acto de emprendimiento personal, sino una acción social que impacta positivamente en toda la sociedad. La empresa formal genera empleos dignos, impulsa el desarrollo económico y facilita el acceso a derechos laborales y seguridad social para los trabajadores.

Hoy, más que nunca, debemos recordar que nuestra labor empresarial va más allá de la simple generación de riqueza individual. Como cristianos, nuestra responsabilidad es crear riqueza compartida, aquella que permite mejorar la calidad de vida de los trabajadores y sus familias y fortalecer el tejido social. La generación de riqueza debe ser inclusiva y contribuir a erradicar la pobreza, promoviendo una distribución justa de los frutos del trabajo.

El papa Francisco nos recuerda que “una empresa no es solo una organización destinada a obtener beneficios, sino una comunidad de personas que busca el desarrollo integral de todos sus miembros”. En esta línea, cada empleo digno que ofrecemos es una oportunidad para que una persona alcance sus sueños, eduque a sus hijos y viva con dignidad. No se trata solo de salarios justos, sino de crear entornos laborales donde se respete y valore a cada individuo.

En este tiempo de celebración y reflexión, reafirmemos nuestro compromiso de dirigir nuestras empresas con ética, transparencia y empatía. Miremos más allá de los balances financieros y contemplemos el impacto humano de nuestras decisiones. El verdadero éxito empresarial se mide por cómo contribuimos al bienestar de la comunidad, por cómo ayudamos a reducir desigualdades y por cómo participamos activamente en la construcción de una sociedad más justa.

Al iniciar un nuevo año, enfrentamos grandes desafíos económicos y sociales. No obstante, si nos mantenemos firmes en nuestros valores cristianos, trabajando por el bien común y la dignidad de cada persona, seremos parte de la solución y no del problema. La Navidad nos invita a ser luz en el camino de otros, y como empresarios, podemos iluminar el futuro a través del trabajo justo y el compromiso social.

Que este nuevo año nos encuentre comprometidos con una economía más humana y solidaria, recordando siempre que servir a los demás es la mayor expresión de nuestro trabajo y de nuestra fe cristiana. Que el Niño Dios nazca en nuestros corazones para fortalecer con amor nuestro compromiso de coherencia para el desarrollo de nuestra noble profesión empresarial.

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Alfredo Boccia Paz – @mengoboccia