“El 2020 fue particularmente bueno para Brasil, pero no tanto para los otros países en términos de producción”, dice a la AFP Carlos Mera, analista de RaboBank en Londres.
El mayor productor mundial celebró una cosecha récord el año pasado: 63,08 millones de sacos de 60 kilos, un 27% más que en 2019, según la Compañía Nacional de Abastecimiento.
El 77% del café brasileño es de variedad arábica, de mejor calidad que la robusta.
En cambio Vietnam, el mayor productor de este último tipo, recolectará un 7% menos en 2020/21 que la cosecha inédita del periodo anterior. El tiempo seco bajó a 29 millones de sacos la producción, de acuerdo al Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
Meca del mejor café suave del mundo, Colombia también disminuyó un 6% su producción en 2020, con 13,9 millones de sacos, según la Federación Nacional de Cafeteros.
Con Etiopía a la cabeza entre una veintena de países, África pasó el año sin altibajos.
El continente “es muy estable porque hay mucha distancia entre los países, distintos climas, no sufren tanto por los precios porque es más extensiva la producción y hay menores costos de fertilizantes”, describe Mera.
El mundo produjo 0,9% menos de café en 2019/20 con respecto al periodo anterior.
Mejor precio
Con las restricciones que siguieron a la pandemia, el consumo y las exportaciones se sacudieron. Y los ingresos de los cafeteros variaron en cada país según la estabilidad de sus monedas frente al dólar, además de la calidad y cantidad de sus cosechas. Aunque el precio internacional dio un respiro.
El café arábica se negoció en la bolsa de Nueva York a un promedio de 1,10 dólares la libra, una recuperación frente a 2019, cuando tocó mínimos de menos de un dólar.
Brasil alzó la taza en alto. A su abultada producción se sumó una depreciación del 29% del real frente al dólar.
En Colombia unas 540.000 familias cafeteras sintieron el alivio gracias también a la depreciación de su moneda (4,7%).
El valor de la cosecha fue de unos 2.600 millones de dólares, el “más alto en los últimos 20 años” teniendo en cuenta la inflación, sostuvo un responsable de la federación.
“El precio del café es volátil, cambia a veces demasiado y muy rápidamente (...) pero el 2020 fue extraordinario en precios corrientes, sin llegar a ser una bonanza”, explica el economista e investigador Rodolfo Suárez, de la Universidad Nacional de Colombia.
En la Bolsa de Nueva York y Londres se negocian “futuros”, contratos con estimaciones del precio de café, para proteger de las fluctuaciones a comprador y vendedor, en cuanto la carga llega a destino o encuentra un cliente.
Pero también se transan a conveniencia de un corredor. De acuerdo a Fernando Morales-De La Cruz, de la organización Café for Change, “el precio de 2020 fue en términos reales casi 70% menos al precio del café de 1983" cuando era de 1,40 dólares.
En términos de cotización Vietnam pasó un sorbo amargo. “El precio en dólares para el robusta fue bastante decepcionante para los productores vietnamitas (...) la cosecha es menor a lo esperado y el precio, por tener una moneda que está muy controlada por el Estado, no se depreció a pesar de la pandemia”, apunta Mera.
Además, “el precio del flete marítimo desde Vietnam casi se triplicó", añade.
Consumo y perspectivas
Símbolo de la actividad y encuentro, el café también tuvo que confinarse por el coronavirus. El consumo saltó de los comercios a los hogares.
Y aunque las restricciones afectaron el movimiento en los puertos y el de los recolectores, el consumo se resintió menos de lo esperado (-2,4%), aunque por tercer año consecutivo estuvo por debajo de la producción.
Según la OIC, el mundo recogió 168,68 millones de sacos en el periodo 2019/20, mientras el consumo fue de 164,53 millones.
Si bien se espera que la demanda se recupere, un aumento del 1,9% de la producción mundial provocará un excedente de 5,27 millones de sacos en 2020/21, añadió la entidad.
El consumo de la bebida caliente suele aumentar durante el invierno. Pero los cierres de cafeterías y las restricciones en países europeos golpeados por el virus tal vez alteren la tendencia.
En 2021 Brasil podría marcar la suerte del mercado. Expertos vaticinan una caída en su producción de arábicas cercana al 30% debido a una fuerte sequía, lo que potencialmente beneficiaría a países como Colombia, Etiopía o Centroamérica.
“Pero Brasil se sigue expandiendo, más allá de esta quiebra que va a tener en 2021", matiza Mera.