Por Lida Duarte
A partir del 2025, la Unión Europea restringirá la comercialización, exportación e importación de ciertos productos asociados a la deforestación. Como la soja y la carne forman parte de la lista, Paraguay deberá demostrar sus avances en sostenibilidad, proceso en el que participan el bloque europeo, instituciones públicas y un escéptico sector productivo. Matteo Sirtori, jefe de cooperación de la Delegación de la UE, aclara varios puntos al respecto.
–¿Cuáles fueron las principales preocupaciones que recogió de la reunión que mantuvo con el sector productivo sobre el reglamento de la UE que restringe la importación de áreas deforestadas?
–Yo creo que lo primero y quizá lo más importante es que como Unión Europea consideramos que el diálogo es fundamental. Paraguay y la Unión Europa tienen relaciones de amistad, relaciones entre pares y en estas relaciones alimentar ese diálogo es importante siempre y cuando haya respeto recíproco, se hable con base en evidencias y según la claridad de la información, entonces lo que también queríamos es aclarar algunos puntos que sabemos que quizás generan todavía un poco de confusión. Hubo un debate interesante, muy animado, el sector productivo conoce muy bien el reglamento, lo que muestra interés y preocupación a veces, lo que es absolutamente legítimo y algunos puntos de debate fueron, por ejemplo, la necesidad de que los importadores europeos reconozcan algunos sistemas de certificación que existen en Paraguay, los datos que se están produciendo, el nivel de riesgo al que Paraguay va a estar asociado cuando entre en vigor el reglamento o el calendario de implementación. Todas esas cuestiones las vamos a tener en cuenta, el objetivo nuestro es hacer que el reglamento que se aprobó hace pocos meses pueda tener en cuenta en la medida de lo posible la realidad local de Paraguay y todas las buenas cosas que está haciendo.
–Los productores sostienen que como Paraguay no es un emisor importante de gases de efecto invernadero, las medidas ambientales deberían dirigirse con mayor responsabilidad a los países que más contaminan, ¿cuál es el análisis de la UE sobre este punto?
–Yo creo que hayamos generado este cambio climático o no todos lo sufrimos y Paraguay lo sufre más que otros países. Hay medidas diferenciadas en el reglamento, por ejemplo, para las pequeñas y medianas empresas hay reglas diferenciadas y un calendario de implementación diferenciado, eso toma en cuenta por ejemplo las realidades locales. En Paraguay existen los grandes exportadores, pero también existe un cierto número de empresas medianas o pequeñas que podrían estar afectadas. ¿Qué hace la Unión Europea para facilitar y ayudar en esta transición verde que estamos liderando? Hay un paquete muy importante de cooperación que viene con el reglamento. Estamos diseñando ahora, por ejemplo, en Paraguay un nuevo programa de producción sostenible que va a apoyar tanto el sector público como el sector privado y el sector productivo para que esta adaptación se haga de la manera la más eficaz posible, teniendo en cuenta las experiencias locales y para que Paraguay pueda seguir exportando a mercados más sofisticados que tienen este requerimiento sin costes adicionales.
–Algunos productores sostienen que estas medidas ambientales no son sostenibles ante una creciente demanda de alimentos, ¿cuál es la posición de la UE sobre esta afirmación?
– Primero hay que reconocer el papel importantísimo de Paraguay como productor de alimentos, todo el mundo le reconoce esa gran contribución. Pero yo creo que la producción de alimentos puede ser perfectamente compatible con la lucha contra la deforestación, una cosa no excluye la otra. La Unión Europea es líder en esa transición verde, pero no somos los únicos, en el Reino Unido hay un reglamento muy parecido; el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, le pidió al Congreso que estudie una ley que va exactamente en la misma dirección; los presidentes de China y Brasil tienen en sus agendas el tema de la deforestación; países como Indonesia y Malasia, líderes en la producción de aceite de palma, han reorganizado su cadena de valor para asegurar más trazabilidad. Esa es una tendencia global, no es la Unión Europea. Todos los países están organizando en ese sentido y todos los mercados, que son los que piden más sostenibilidad y más transparencia, están pidiendo ese tipo de adaptación. En este aspecto, yo creo que el reglamento de la Unión Europea es una oportunidad para incentivar a Paraguay a adaptarse cuanto antes a un cambio que se viene y que es a nivel global. Los países que no se adaptan se quedan afuera de los mercados más sostenibles a nivel mundial.
–Hay iniciativas para adecuarse al reglamento, por ejemplo, una trazabilidad mejorada del ganado, ¿qué más le falta a Paraguay para demostrar que cumple con las exigencias del reglamento?
–Efectivamente hay un nuevo sistema de trazabilidad que se está estudiando en el Congreso y nosotros con el nuevo programa de producción sostenible vamos a apoyar la implementación de ese sistema. Los pasos que Paraguay tendría que tomar: lo primero es que se conozca lo que se hace en Paraguay. En eso la Unión Europea es un aliado, puede ayudar a Paraguay para que se conozcan todas las leyes, los sistemas de certificación, los planes de reforestación, las buenas prácticas agrícolas. Y ahora es un momento particularmente importante porque en los próximos meses se va a establecer un sistema de evaluación comparativa donde todos los países del mundo van a estar en diferentes categorías de riesgo. Va a haber tres categorías de riesgo: bajo, medio y alto. Y el estar en una o en otra de esa categoría va a determinar el nivel de requerimientos que van a tener los exportadores. Si un país está en una categoría de riesgo bajo, los requerimientos van a ser menores. Vamos a trabajar con todos los sectores públicos y privados para que los que van a establecer este sistema de evaluación comparativa puedan tomar en cuenta todos los datos de Paraguay para que esté en una categoría de riesgo adecuada con la realidad local.
–La cooperación que menciona, ¿es técnica o también económica?
–Es una cooperación donde puede haber equipamientos, en caso de que sean necesarios, por ejemplo, para la geolocalización; va a haber intercambio de buenas prácticas, puede haber expertise que viene a Paraguay o facilitar el conocimiento de algunos sectores paraguayos para que puedan viajar a países donde ya se han desarrollado estos sistemas. El programa específico para Paraguay de producción sostenible son 10 millones de euros de fondos no reembolsables. La adecuación al reglamento es parte del paquete de cooperación, pero hay mucho más a nivel regional.
–¿Qué relación tiene el reglamento con el acuerdo Mercosur-UE?
–Son dos cosas distintas. Hacen parte de la misma tendencia global hacia una mayor sostenibilidad y cuidado del medio ambiente. Las negociaciones del acuerdo de asociación Unión Europea-Mercosur se cerraron en el 2019. La propuesta del instrumento adicional de la UE no implica una reapertura de las negociaciones. Los países del Mercosur tienen una contrapropuesta y las discusiones están en curso. Hay una ventana de oportunidad y existe cierto optimismo de que se pueda cerrar cuanto antes.
–¿Es posible cerrar el acuerdo este año como lo plantea Paraguay?
–Todo es posible, cuando hay diálogo todo es posible.