El caso más notorio que dibujó a las diferentes corrientes del cartismo fue la expulsión de Kattya González del Senado. La operación fue del ex senador Juan Carlos Calé Galaverna y bajo su estrategia se agruparon el vicepresidente Pedro Alliana y el empresario Víctor Galeano Perrones, además de otros legisladores.
Por otro lado, estaban los senadores que buscaron parar la pérdida de investidura buscando una manera más conciliadora de operar, pero no pudieron convencer a Horacio Cartes y ganó el sector más duro.
Fueron Basilio Bachi Núñez, Silvio Beto Ovelar y Derlis Maidana quienes tuvieron que plegarse a la bajada de línea luego de perder en la batalla. Incluso, un día antes, Maidana dio declaraciones a los medios diciendo que jamás impulsarían una pérdida de investidura y que ese no era el estilo de Honor Colorado. Finalmente, todos votaron por la expulsión.
Galaverna y Galeano Perrone, si bien mantienen una relación tensa, corresponden a una corriente más drástica, con estrategias políticas que pueden salir de las formas establecidas. El ex senador acusó recientemente a Galeano de ser autor moral del magnicidio de Argaña, pero este lo negó. Su influencia apunta al Poder Judicial y al Ministerio Público.
En tanto que en el Gobierno, en los diferentes poderes, tiene a sus referentes con diferentes roles.
Los principales líderes y operadores se encuentran articulados en el Comando Nacional de Honor Colorado, que se reúne cada vez que debe darse una decisión importante.
Las corrientes no son solo políticas y cuando se habla del aspecto técnico entran a jugar su papel central los miembros del Ejecutivo.
El presidente Santiago Peña dio la muestra más clara de que sin el factor político, un proyecto de gobierno con predominancia técnica, no podrá tener éxito.
Esto se vio en la presentación del proyecto Hambre Cero, que en principio excluía a gobernadores e intendentes. Por presiones políticas, el presidente debió volver a incluir a gobernadores y más tarde, se tuvieron que hacer cambios drásticos por los reclamos de intendentes.
Peña es apenas una pieza de todo un esquema de poder, aunque una de las más importantes por la naturaleza de su cargo.
Su Gabinete es controlado por dos autores de su confianza, que son Lea Giménez, la jefa de Gabinete, y Carlos Fernández Valdovinos, ministro de Economía.
Así también, en el Congreso, Bachi como presidente electo se encuentra a la cabeza, y Pedro Alliana, como vicepresidente, es el articulador en el Legislativo.
El movimiento político y económico liderado por Horacio Cartes construyó un imperio en la Justicia que protege sus negocios y a sus caciques, y también sirve para el embate a enemigos. Este ala judicial también se encarga de las estrategias de guerra contra sus enemigos. El último caso fue el que afectó al ex presidente Mario Abdo Benítez, imputado por la Fiscalía luego de que Cartes lo denunciara por haber filtrado información de sus empresas que lo vinculaban con el lavado de dinero y el contrabando de cigarrillos. La evidencia más fuerte fue la conversación de WhatsApp entre el fiscal Aldo Cantero y el abogado Pedro Ovelar, quien daba instrucciones al agente para armar la causa. Los leales cartistas se ubican en todas las instituciones. En la Corte, se encuentra César Diesel, puesto en el cargo por el cartismo. Le siguen César Garay Zuccolillo y Gustavo Santander. En la Fiscalía, es un batallón de leales. Uno de los escándalos más conocidos fue la revelación de fiscales y jueces que estaban afiliados a la ANR e incluso votaban en las internas. Aldo Cantero y Giovanni Grisetti son dos fiscales cercanos al cartismo. En el último tramo de su gestión, el fiscal general Emiliano Rolón fue acusado de ser concesivo con el cartismo y muy cuestionado. También en el JEM y en el CM hay varias fichas.