07 ene. 2025

El Chaco siempre en el olvido

Por culpa de la eterna ausencia del Estado, la parte alta del Chaco sigue sin condiciones para afrontar los embates de un nuevo evento climático.

Desde el último fin de semana, los grandes acumulados de lluvia dejaron aisladas a varias poblaciones, sobre todo a indígenas mascoy e yshir que habitan en las riberas del río Paraguay.

Si estos territorios contaran con infraestructura, el repunte del río no habría dejado bajo agua sus casas y sus caminos. Los pasos en el andar se siguen hundiendo sobre el terreno arcilloso, que no conoce de empedrados o asfalto, y a donde no puede acceder vehículo alguno si llueve.

Todas las familias que viven en las inmediaciones del río, de una punta a otra del Departamento de Alto Paraguay, que abarca desde Puerto Casado hasta Bahía Negra, volvieron a verse afectadas luego de tres años por las inundaciones que provocaron las lluvias.

La última que vez que ocurrió el mismo fenómeno en 2019, la beba de una mujer yshir, que nació con problemas de salud, murió porque en el precario hospital local no había terapia neonatal y no se la pudo trasladar a otro centro médico.

Los caminos estaban inundados y el avión que los podía evacuar a madre e hija hasta otro centro asistencial no llegó a tiempo. Otras cuatro personas también fallecieron en Presidente Hayes en esa época por falta de asistencia médica oportuna cuando quedaron aislados.

En todo Alto Paraguay no hay un solo hospital público que tenga equipos complejos. Los pobladores tienen que viajar hasta VallemÍ, Concepción, que está aproximadamente a 400 kilómetros para seguir tratamientos más especializados.

En cuanto a las formas de traslados, por ejemplo, para llegar a Bahía Negra, que es la más golpeada por estas inundaciones, hay solo dos formas de llegar en caso de que todo esté bajo agua: vía aérea o fluvial. En helicóptero, botes, lanchas u otras embarcaciones.

Solamente, alrededor de dos veces por semana llega a la zona un avión del Servicio de Transporte Aéreo Militar (Setam), que posiblemente no pueda aterrizar si la pista –que es de tierra– también está bajo agua.

La Secretaría de Emergencia Nacional (SEN), al momento que se escribió esta publicación, ya había asistido a familias afectadas entre Puerto Casado y Fuerte Olimpo, pero todavía no había llegado hasta Bahía Negra, que se encuentra casi en el límite con Bolivia y Brasil.

La Cámara de Senadores, por su parte, tuvo la iniciativa de tratar un proyecto de ley de emergencia por inundaciones en Alto Paraguay, Concepción y Amambay en su primera sesión del año que son medidas temporales.

Otras de las consecuencias que dejó a su paso el clima, son los constantes cortes de luz, servicio con el que no todos cuentan en el Chaco. En un caso de Pozo Hondo, Boquerón, hace apenas dos años la ANDE proveyó por primera vez energía eléctrica.

Las familias indígenas de los pueblos Yshir, que no cuentan con el servicio, ahora no pueden siquiera prender fuego en la leña para cocinar sus alimentos, y tampoco se pueden abastecer de la naturaleza, puesto que todo quedó húmedo.

En definitiva, a lo largo de toda la era democrática y en la dictadura, ningún gobierno puso la mirada en el Chaco, que sigue atrasado, mayormente olvidado por el Estado que ocasionalmente le brinda soluciones parches durante situaciones críticas por eventos climáticos, llámese sequía o inundación o, incluso, incendio forestal.

Las lluvias persistirán en los próximos días y este panorama preocupa a los líderes locales, que piden más botes o lanchas para poder movilizarse de un lugar a otro con los niños y niñas para protegerlos especialmente de las serpientes.

Pasan los años, pasan los gobiernos y hasta ahora no existe una política pública para darles una vida digna a los pobladores del Chaco, que en su mayoría, son indígenas.