El genio neoyorquino de las pequeñas obsesiones, los diálogos brillantes y los gags surrealistas, tiene poco que demostrar a estas alturas tras una larga y alabada carrera cinematográfica coronada con obras maestras como Manhattan (1979) y Hannah and Her Sisters (1986).
Pero, además de por su talento como guionista y director, Allen es también admirado por su torrencial de creatividad y por la constancia de su trayectoria, que le convierten casi en un “enfermo” del cine, capaz de mantenerse casi medio siglo en activo (su primera película What’s Up, Tiger Lily? es de 1966) y de entregar al menos un filme cada año desde 1982.
“Todo lo que creas en tu vida se va a evaporar (...). Así que mi conclusión es que la única forma posible de afrontarlo es con distracciones”, aseguraba Allen este año en una rueda de prensa en el Festival de Cannes. Tras presentar en 2015 Irrational Man, una comedia inteligente y chispeante marca de la casa con Joaquin Phoenix y Emma Stone, Allen ya tiene avanzada la producción de su nuevo filme para el próximo año. Ganador de cuatro Oscar y con 45 largometrajes en su haber, a Allen le siguen llegando reconocimientos, como la reciente votación del sindicato de guionistas de Hollywood (WGA, por sus siglas en inglés), que proclamó a Annie Hall (1977) como el guión más divertido de la historia del cine por delante de Some Like it Hot, de Billy Wilder, y Groundhog Day, de Harold Ramis. EFE