El filme de Duprat y Cohn cerró así un año de triunfos, que comenzó con la Copa Volpi, de Venecia, para Martínez –primera vez para un latinoamericano–, y siguió con el Goya y el Ariel a la Mejor Película Iberoamericana.
La historia de un Premio Nobel de Literatura Daniel Mantovani, que regresa a su pueblo natal argentino tras décadas de ausencia, traspasó las fronteras y demostró, en contra de la opinión inicial de sus directores, que no era una narración puramente local.
De las cuatro nominaciones con que llegó el filme a la noche, El ciudadano ilustre solo falló en la de Mejor Dirección, que fue para Pedro Almodóvar, por Julieta, el primer Premio Platino de su carrera.
El director hizo un sentido homenaje a los desaparecidos en la Guerra Civil española al recoger el segundo galardón de la noche para su película, que se había llevado antes el de Mejor Música para el compositor español más galardonado Alberto Iglesias, mientras que la brasileña Sonia Braga se llevó con toda justicia el de Mejor Actriz por su impecable trabajo en Aquarius.
Y no menos emocionado se mostró el español Juan Antonio Bayona, que se llevó cuatro (Fotografía, Arte, Montaje y Sonido) de los siete premios a los que aspiraba con Un monstruo viene a verme.
Otro de los premios importantes fue el de Mejor Ópera Prima, en el que también se cumplieron los pronósticos y fue para Desde allá, una coproducción de Venezuela y España, dirigida por Lorenzo Vigas, que ya había conseguido el León de Oro de Venecia en 2015 por su debut en la dirección.
Vigas quiso dedicar su premio a Venezuela “en un momento tan delicado” para su país y expresó su confianza en que la reunión del cine iberoamericano en los Platino sirva para motivar un encuentro “de apoyo a Venezuela en este difícil momento que estamos viviendo”, dijo. EFE