–¿Cómo evalúa del presidente Santiago Peña?
–Santiago Peña está haciendo cosas que nosotros reclamamos a muchos ex presidentes que no se animaron a hacer reformas por no mover el avispero. Yo veo con dos caras de la moneda el actuar del Ejecutivo, del presidente. Una es la forma en que plantea los proyectos, y lastimosamente la otra cara es que siempre tiene que ir al Congreso para que se aprueben esas leyes. Comparto mis opiniones con el presidente, pero tampoco soy ciega ni soy obtusa de decir que el presidente es responsable cuando es el Parlamento. El Parlamento que elegimos nosotros es lo que estamos recibiendo como castigo y como una forma de unirnos en la miseria y en la necesidad. El Parlamento es el que no acompaña; es el que no impulsa una política de austeridad ni demuestra empatía por la ciudadanía. Así, ambos terminan percibidos como si estuvieran en la misma bolsa, como si el presidente respaldara a los parlamentarios, cuando en realidad se trata de dos poderes distintos.
Lastimosamente, un presidente no puede vivir sin un Parlamento, pero un Parlamento puede vivir sin un presidente, a pesar de que el presidente lleva sus proyectos de ley. Uno tiene que tener el Jesús en la boca porque no sabe qué va a salir de él. Por otro lado, hay que ir monitoreando los ministerios y tienen que tener una especie de auditoría. Hay que ver si las licitaciones son justas.
–El Congreso actualmente enfrenta cuestionamientos de la ciudadanía debido a sus intentos por aumentar sus privilegios.
–Siempre se abrogan beneficios que ellos justifican como propios, pero en realidad deberían enfocarse en cómo beneficiar a la población. Estos beneficios deberían estar destinados a sectores como las personas de la tercera edad, jóvenes, mujeres y jefas de familia, que representan a la mayoría y reflejan la dura realidad del país. No corresponde que un legislador tenga una jubilación porque se trata de cargos electivos. Los cargos electivos no tienen jubilaciones. Decimos que no tenemos la capacidad de atajar eso pero tenemos un sistema electoral que hace que tengamos en nuestras manos el arma más poderosa de eliminar a todos los que no trabajan con los objetivos que debería tener un parlamentario. A lo mejor puede mejorar, pero yo no creo. El árbol torcido nunca se endereza. No hay justicia para nosotros, los ciudadanos comunes.
–Además de la jubilación, se estarán reasignando cupos de combustible y seguro médico privado.
–Cuentan con salarios propios de altos ejecutivos preparados en sus diversos conocimientos para dirigir una empresa, ya sea como gerentes, CEO o funcionarios de alto rango. Salvo honrosas excepciones, los parlamentarios, desde que llegaron no atienden el teléfono, no se reúnen frecuentemente con la gente ni realizan reuniones en sus oficinas. Aunque es imposible que un parlamentario escuche a todos los ciudadanos que lo votaron, sí debería atender a los líderes de la comunidad, identificar lo que hace falta y después obtener mayores beneficios, como sucede en Chile. ¿Cómo es posible que no les alcancen 32 millones? Hay que recordar que todo ese dinero proviene de los ciudadanos que contribuyen. Estamos en un momento crucial en el que toda la sociedad paraguaya debe comprender la importancia de formalizarse. Queremos que las reformas que el presidente acuerde con el Parlamento puedan ejecutarse efectivamente, y que en el largo plazo se traduzcan en una mejora tangible en la calidad de vida de los ciudadanos.
–¿A qué parlamentarios se refiere al realizar esta crítica?
–Me refiero a todos los parlamentarios en general, sin excepción, salvo algunas honrosas excepciones. En Itapúa hay diputados y senadores. Deberían tener oficinas para ayudar en la gestión en el Ministerio de Salud y en otras instituciones. Esa es la función de un parlamentario, de un político. La política se ejecuta, se hace. Hay que dar resultados a la comunidad que te votó. No es llamar a los perros cada 5 años y hacer promesas. Le dan a sus hijos un con tratito de morondanga, y después cuando se le votó, se le echa al mitã'i (nene). De vuelta se quedan sin el pan y sin la torta. Esa es una realidad que se escucha mucho de aquellos que siguen a un parlamentario Muchos parlamentarios se esconden de la gente porque creen que todos quieren cargo público No, no quieren un cargo público. Lo que quieren es beneficio, bienestar, poder pagar sus cuentas, poder salir de Informconf, poder hacer su emprendimiento, poder acceder a créditos baratos, tener mercados donde colocar sus productos. Ese es el trabajo de un parlamentario. Todo se reduce en trabajar y no en otorgarse más salarios de lo que el pueblo puede pagar, porque de algún lado tienen que sacar todos los autoaumentos, todos los privilegios que se dan.
–¿Qué opinión le merece el trabajo que realizó la CBI en el caso de las organizaciones no gubernamentales?
–Las ONG son útiles. Son muy útiles porque hay cosas que el Estado no hace o es insuficiente. Pero también he visto durante mis años de liderazgo cuántas ONG se han dedicado a sacar fotos y con eso ellos van a las grandes fundaciones con recursos internacionales que están disponibles para pagar una causa y resulta ser que se hizo muy poco. Siempre hablando de que hay honrosas excepciones porque hay organizaciones no gubernamentales que son persistentes en el tiempo y hacen bien su trabajo. Pero también tienen que ser conscientes de que debe haber un mecanismo transparente para ver que cada dólar que se reciba es dinero limpio. No hay que tener miedo de eso. La comisión bicameral tiene que ser compuesta por gente que tenga prestigio. ¿Dónde está el beneficio que tenemos en una comisión bicameral? Va a estar cuando ellos hagan de manera transparente y la gente que investigada pueda demostrar su inocencia y el trabajo que viene haciendo. El Parlamento tiene que sanear mucho sus filas y sus curules. Ellos se eligen entre ellos, no se impugnan cuando están en épocas de elecciones. ‘Jaha katu (vamos) todos juntos’, dicen.
–Qué opina cuando se dice que Horacio Cartes es el presidente de facto?
–No creo que alguien desde la calle 25 de mayo le imponga decisiones a alguien que está en el Palacio de Gobierno. En cuanto a la gestión, por primera vez tenemos un presidente de la ANR que está haciendo muchas cosas que antes no se hacían, pero también tiene que ser más abierto. Se esperan reuniones más abiertas con los líderes, pero finalmente cada uno tiene su carácter y le da la impronta a su gestión.
–Usted que pertenece al rubro de la agricultura, ¿qué puede decir del Ministerio de Agricultura?
–La estructura del MAG está vieja y obsoleta. Se necesita una reforma profunda del ministerio de su carta orgánica, de los servicios que tiene que prestar, el tipo de funcionarios que tiene que tener, cuáles son las metas, qué es lo que quiere el país. Porque si el MAG sigue así, ¿qué progreso podemos proyectar en el país en cuanto a alimentos en los próximos 30 años? Paraguay es el cuarto productor de granos y eso hay que implementar para el modelo de la agricultura familiar.