10 feb. 2025

El costo de la violencia

Por Ricardo Rodríguez Silvero

Postura.  El analista económico Ricardo Rodríguez Silvero no cree necesaria una nueva ley para garantizar  inversiones.

Postura. El analista económico Ricardo Rodríguez Silvero no cree necesaria una nueva ley para garantizar inversiones.

Los costos de los alarmantes niveles de crimen y violencia en América Latina van mucho más allá del padecimiento de quienes sufren directamente sus secuelas. Además de los efectos sociales, tienen repercusiones económicas importantes. Esa es la conclusión, a la que arriba un reciente estudio del Banco Interamericano de Desarrollo, titulado “El crimen y la violencia: un problema costoso”, realizado por Carlos Scartascini, economista principal en el Departamento de Investigación del BID, liberado en internet el 20 de enero de 2015, bajo http://blogs.iadb.org/Ideasquecuentan/2015/01/20/el-crimen-y-la-violencia-un-problema-costoso/. Se analizan los casos de varios países del subcontinente, entre los cuales los más cercanos a nosotros son Brasil y Uruguay. Lo encontrado sobre nuestros países vecinos puede ser resumido de la siguiente forma.

EN URUGUAY, LA PROPORCIÓN ES ALARMANTE. Allí, los costos relacionados con el crimen absorben el 3,2% del PIB, lo que hace que se desvíen recursos fundamentales de otras prioridades económicas más productivas. En ese paisito, tan cercano a nuestros afectos y con el que nos unen numerosos lazos históricos nada despreciables, el costo del crimen en 2010 se calculó en USD 1.200 millones. Comprende la prevención del crimen, la vigilancia policial, las pérdidas de la propiedad así como los costos judiciales y penitenciarios. Uruguay gasta más de USD 67 millones al año solo en tratamientos médicos de las víctimas de delitos violentos. El PIB de ese país en 2012 aumentó en aproximadamente 3,5%, de modo que los costos de los delitos proyectados hacia el futuro durante ese año habrían prácticamente neutralizado el crecimiento (Aboal, Camponella and Lanzilotta). No obstante, se trata de uno de los países más seguros de la región, pero con tasas de delitos en aumento.

EN BRASIL, EL CRIMEN DISMINUYE VALOR DE VIVIENDAS. El crimen y la violencia también pueden influir en los valores de casas, departamentos y oficinas o en la percepción que se tiene de ellos, algo que puede ser igual de importante en todo el mercado inmobiliario. En Brasil, mejorar la seguridad en los hogares aumenta el valor promedio de la vivienda en más de USD 750. Si se aplican estos datos al conjunto de los 18 millones de casas incluidas en la zona de estudio del BID, aumentaría el valor de las mismas en USD 13.600 millones. Dicho de otra manera, una sensación de inseguridad en el hogar bien podría disminuir los valores de las viviendas en la misma medida.

REPERCUSIÓN DEL CRIMEN EN LOS NEGOCIOS. En un gráfico de un estudio llevado a cabo por el Banco Mundial, con el apoyo del BID, en América Latina, se ilustra la merma en el valor de las empresas debido a los delitos, como porcentaje de sus ventas. Los resultados confirman que Uruguay sufre relativamente menos que sus vecinos regionales, con pérdidas de aproximadamente 0,32% de las ventas anuales. En el otro extremo del espectro, las empresas venezolanas son las más perjudicadas, ya que el daño patrimonial debido al crimen asciende a 1,44%. México y Guatemala también destacan en la región por las considerables pérdidas de sus empresas a consecuencias de la criminalidad.

EN PARAGUAY: REPERCUSIÓN TAMBIÉN ONEROSA. No se disponen de estudios actuales al respecto y en el mencionado arriba no se ha incluido a nuestro país. Pero se pueden realizar aproximaciones considerando la omnipresencia de la ilegalidad, fomentada por la múltiple corrupción, al amparo de una gran impunidad. Expresiones de ellas son las numerosas estafas al erario público, también en las formas seudolegales de autoasignadas remuneraciones siderales entre funcionarios públicos de alto nivel; la mega evasión tributaria, estimada en más del 40% de la recaudación potencial; las diversas modalidades de contrabando gigantesco, incluidas mercaderías de comercialización expresamente prohibidas, junto con las correspondientes transferencias ilegales de dinero al exterior; a lo que hay que agregar la fulminante y costosísima alianza estratégica entre terrorismo y narcopolítica, que mantienen sojuzgado a nuestro país.