Los productores se están preparando para la nueva temporada de soja con importantes aumentos en los costos, que van hasta alrededor de USD 900 por hectárea. Esta situación coincide con la nueva campaña en que el sector busca la recuperación.
En un primer momento había temor de desabastecimiento de insumos, pero el vicepresidente de la Asociación de Productores de Soja y Oleaginosas, Karsten Friedrichsen, mencionó que las cargas están en los puertos o en tránsito y que más bien preocupa el precio antes que la disponibilidad.
“El costo de producción subió en promedio un 40% entre combustibles e insumos por hectárea para la campaña 2022-2023”, informó.
Detalló que este incremento se traduce monetariamente entre USD 800 a USD 900 por hectárea aproximadamente. De acuerdo a Friedrichsen, en un año y medio los fertilizantes y defensivos agrícolas, sobre todo el glifosato, aumentaron entre 40% y 200%.
En cuanto a las perspectivas de siembra que debe arrancar en setiembre, dijo que si bien el pronóstico siempre es incierto, el panorama hasta el momento es favorable debido a que hubo importantes lluvias hasta junio, que significa una reserva para los próximos meses y bastarían dos a tres precipitaciones de 20 a 30 milímetros para que la tierra esté en condiciones para echar las semillas.
Ventas anticipadas. Generalmente los agricultores cierran contratos incluso antes de la siembra, de manera a financiar la campaña. Pero el escenario es distinto este año pues los sojeros se muestran más cautelosos para no caer en la misma situación que en el ciclo 2021-2022, cuando prometieron volúmenes que no alcanzaron como consecuencia de una sequía que mermó la producción en casi 70%.
No obstante una mínima parte hizo ventas anticipadas aprovechando que el precio alcanzó USD 500 por tonelada, ya descontando los costos de logística.
Se cosechó el 50% del maíz zafriña
El clima caluroso favorece el avance de la recolección del maíz y permitió que los trabajos lleguen a la mitad. Se estima que hay una superficie de 1.026.591 hectáreas.
La cosecha progresa a un buen ritmo y va liberando parcelas para la siembra de soja. Unas 500.000 hectáreas ya fueron alcanzadas por las maquinarias.
A diferencia de la soja, el maíz zafriña está teniendo un buen comportamiento y ayudará a pagar los gastos de combustibles y de personal que se necesitará en el nuevo ciclo sojero.
El trigo, en cambio, sufre una amenaza constante con este clima que propicia el ataque de plagas y enfermedades en la espiga, según advirtió la Unión de Gremios de la Producción.
Se trata de un cultivo que necesita del frío para desarrollarse. El año pasado este cereal se había extendido en 370.000 hectáreas.