29 sept. 2024

“El crimen organizado es un problema grave; se apodera del mismo Estado”

“A través del control territorial, los pueblos indígenas en Ecuador buscan blindarse ante el narcotráfico y, con organización, de los políticos que cuando llegan las elecciones les ofrecen dádivas a cambio de votos”.

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Asambleísta. Mariana Yumbay es además docente y experta en derechos indígenas.

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Susana Oviedo

soviedo@uhora.com.py

Mariana Yumbay, parlamentaria kichwa de la Asamblea Nacional del Ecuador (Parlamento), estuvo brevemente en Asunción hace unos días como conferencista principal en el seminario internacional “Por una vida libre de violencia para las mujeres indígenas”. Desde su rica trayectoria de catedrática, ex magistrada de la Corte, consultora internacional y actual legisladora, abordamos temas que afectan a los pueblos indígenas en Ecuador y en la región, vinculados a la política y los derechos.

–Los pueblos indígenas, en general vulnerables por la situación de pobreza y exclusión, también afrontan en la actualidad el paso del crimen organizado y sobre todo el narcotráfico. ¿Cómo ven esta situación en Ecuador?

–Bueno, la delincuencia organizada y el narcotráfico en particular constituyen problemas supergraves que también se van apoderando de nuestros espacios territoriales, se han apoderado del mismo Estado, de la institucionalidad.

Es grave lo que está ocurriendo. En nuestro país ahora mismo estamos amenazados con la presencia de la delincuencia organizada. Necesitamos mayor control desde el mismo Estado, mayor efectividad.

Están los organismos de control. En Ecuador hay una institución que se llama Unidad de Análisis Financiero y Económico (UAFE), que fiscaliza todo el movimiento económico. Son ellos los que deberían mirar cómo y dónde están haciendo los lavados de activos, adónde va el dinero del narcotráfico. Pero resulta que no están siendo efectivos. Ese es un grave problema que lamentablemente nos está afectando.

Desde el Movimiento Indígena lo que hemos estado procurando es que estos problemas no lleguen a nuestros territorios, y por eso se está trabajando en el control territorial.

–Pero seguro que ya hay infiltraciones considerando el poder del crimen organizado…

–Yo diría que en Ecuador todavía no. Hay un control absoluto, si bien hay una autonomía de organización en los pueblos indígenas, esta va acompañada del control territorial. Son ellos los que saben quiénes entran y quiénes no entran. Entonces, como tenemos un tejido social más pequeño es posible ese control.

–¿Cómo funciona ese control cuando en tiempos electorales los partidos políticos piden votos en las comunidades indígenas a cambio de dinero, como en Paraguay?

–Este es un problema que no creo que tenga lugar solo en Paraguay. También hay en nuestro país. Lamentablemente, los partidos políticos se aprovechan de la situación de necesidad. En el caso ecuatoriano, como pueblos indígenas, nosotros hemos constituido un movimiento político, que es el Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik, donde estamos aglutinados todos los indígenas, pero también se han abierto las puertas para los no indígenas.

Tenemos un proyecto político que tiene como uno de los planteamientos fundamentales la transformación del Estado ecuatoriano para acabar con la pobreza, la desigualdad, la injusticia. Y, de hecho, hemos querido terminar con ese problema de que los partidos políticos, de cualquier tendencia, aparecen solo en los procesos electorales, entran con dádivas y aprovechan de la situación de pobreza en la que viven los pueblos indígenas.

Esos regalos no son gratuitos; llegan con el afán de comprar el voto y posteriormente ellos, a través de la corrupción obtienen el recurso económico que “invierten” en la campaña electoral. Llegado a determinado espacio de poder, recuperan el dinero vía prácticas de corrupción. Y eso es lo que tenemos que parar.

Nos hace falta todavía trabajar muchísimo. Los políticos deberían ser respetuosos, las campañas deberían ser de propuestas, como nosotros solemos hacer. Nosotros vamos con nuestra propuesta y no vamos con regalos.

Comparado con los grandes partidos, hay una injusticia, una gran desigualdad para la participación. Ellos tienen una estructura inmensa, son grandes empresas electorales frente a nosotros, que no tenemos recursos económicos.

–A propósito de ello, para las mujeres en general es muy difícil participar en política y para las indígenas aún más. ¿Cómo llevan esto en su país?

–Sí, es complicado. Para una indígena es mucho más. Son pocas las mujeres que se arriesgan a participar en la política porque el gran problema es la parte económica. ¿Con qué dinero pago la campaña electoral? No tengo. Y ahí es donde nosotros hacemos el trabajo colectivo.

Nosotros no hacemos una campaña de regalos, de dádivas. Recorremos las comunidades, los barrios haciéndoles conocer nuestras propuestas. Pero lo que aquí sí se necesita es mayor control desde el mismo órgano electoral.

Deberían controlar al máximo para que las campañas sean similares, o sea, que sean de propuestas, no de dádivas, no de regalos, porque hay una competencia desleal. Unos tienen más posibilidades y otros no tenemos nada. Esa es la desigualdad que desde el Estado deben corregir de alguna forma. Ahora mismo de nuestro movimiento apenas somos cuatro de 137 asambleístas (legisladores) Entonces, es bien complicado tener una posibilidad de llevar adelante alguna reforma legal.

–¿Cómo ve la violencia política que se da hacia las mujeres en Latinoamérica?

–Yo creo que toda la vida ha habido esta violencia política, solo que no nos hemos percatado o no se ha visibilizado con el nombre y apellido como “violencia política”. Y quizás, por eso, precisamente las mujeres han tenido menos posibilidad de participar. Las indígenas, menos aún.

Entonces, ahora lo que se ha hecho es visibilizar más, tipificar en las normativas penales, hay sanciones. En Ecuador está en el Código de la Democracia. Si no se aplica la normativa, si se deja de sancionar, fortalecerá las violencias. Ahora mismo nosotros tenemos algunos problemas de violencia política contra una determinada máxima autoridad. El caso está en el Tribunal Electoral para resolverse.

Entonces, ¿qué es lo que hay que hacer? Visibilizar más estos casos y no dejar pasar ninguno, porque si lo hacemos o vemos con normalidad o creemos que unas disculpas son suficientes, no vamos a cambiar. Las mujeres tenemos que denunciar y los partidos y movimientos políticos tienen que hacer un trabajo interno de concienciación con sus adherentes para que no se generen actos de vulneración a los derechos de la mujer. Acciones que terminan alejando o desalentando a las mujeres.

–¿Cómo se da la paridad política en Ecuador en la participación y representación política?

–Con participación igualitaria 50-50 por ciento hombre-mujer en la definición de candidaturas, en todo. Ahora mismo estamos ya próximos a un proceso electoral que se va a dar en febrero, cuando se celebrarán las elecciones generales. Se va a elegir presidente, vicepresidente, asambleas nacionales, provinciales y ahí tienen que inscribirse 50-50. La ubicación alternada y secuencial entre hombre y mujer, tanto para listas unipersonales como pluripersonales. Se aplica para los tres poderes del Estado. La paridad es fundamental, pero si las personas, sean hombres o mujeres, no tienen conciencia, una formación política, principios, trayectoria de lucha, difícilmente van a ir por otras conquistas.

La delincuencia organizada se va apoderando de nuestros espacios, del Estado, de la institucionalidad. Es grave lo que está ocurriendo.

Los partidos, de cualquier tendencia, aparecen solo en los procesos electorales, no con propuestas, sino con dádivas.

Perfil
Mariana Yumbay: Abogada, doctora en Jurisprudencia, especializada en derechos colectivos. Magíster en Derecho Penal y Criminología. Fue la primera mujer indígena jueza de la Corte Nacional de Justicia. Experta en pueblos indígenas y parlamentaria por la provincia de Bolívar.

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