Por Freddy Aguilera
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En la década de los 70, cuando la marihuana empezaba a cultivarse, no se sabe con exactitud quiénes la trajeron, Amambay, y más especificamente Capitán Bado, eran el departamento y la ciudad que monopolizaban las primeras plantaciones, con un mercado netamente brasileño. Desde el año 2000, los cultivos se multiplicaron y ganaron terreno; ahora se pueden encontrar en ocho departamentos de la Región Oriental.
Las regiones que antes estaban libres de cannabis y donde ahora se encuentran plantaciones –fuera de Amambay– son Canindeyú, Concepción, San Pedro, Caazapá, Caaguazú, Alto Paraná e Itapúa.
Según el capitán de fragata Óscar Chamorro, comandante de las Fuerzas Especiales de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), existirían 6.000 hectáreas de cultivos de la hierba en todo el país y son los departamentos de Amambay y Canindeyú los de mayor concentración por su cercanía con Brasil, el mayor mercado del negocio. Además, anualmente son destruidas unas 2.000 hectáreas.
“Como todo negocio, el narcotráfico también responde a una relación de demanda-oferta, casi siempre en estas cuestiones la demanda crece y por lo tanto la oferta también debe de incrementarse, y es por eso, contra la estrategia global contra las drogas, en específico contra el tráfico de marihuana, que se habla del ataque a los dos frentes, tanto en la reducción de la demanda como de la oferta”, explicó el capitán.
De acuerdo a la Comisión Interamericana para el Control de Abuso de Drogas de la Organización de los Estados Americanos (Cicad-OEA), Paraguay se ha convertido en el principal productor de marihuana en la región.
Según un estudio realizado por la Senad, por la producción estadística en las operaciones de erradicación, como también en los sobrevuelos de reconocimiento aéreo efectuados para la ubicación de los cultivos, se aprecia que mayoritariamente estos se encuentran ubicados en las reservas de establecimientos agroganaderos, en segundo orden en las tierras destinadas a los asentamientos campesinos (colonias) y en menor medida en los parques administrados por el Estado.
Mercado. Al inicio, los cultivos de la marihuana en Paraguay eran para cubrir la demanda del mercado brasileño, adonde –hasta ahora– va a parar casi el 60 por ciento de lo producido en el país.
Según Chamorro, el cultivo se inició en Capitán Bado, frontera con Coronel Sapucaia, (Brasil), por su cercanía territorial al Brasil y con una frontera seca de nulo control. Luego se expandió a Canindeyú, cuya línea divisoria con el vecino país sigue siendo la frontera seca.
Hacia los años 90, surgieron plantaciones en Concepción que tenían como mercado también Brasil, mientras que San Pedro se contagia ya entrado el presente siglo para abastecer –igualmente– a Brasil, pero de igual manera enviando su producción a Argentina.
En la actualidad, el mercado se extendió y la apertura de nuevas rutas, como la Argentina, Chile y Uruguay, también produjo nuevos productores en los departamentos fronterizos como Alto Paraná e Itapúa, ya hacia el 2010. La producción de estos departamentos abastacen al mercado argentino y son enviados también a Chile y Uruguay por rutas porteñas.
Según estima la Senad, 709,5 millones de dólares en exportaciones de cannabis mueve anualmente el negocio.
Variedades. Años atrás, se conseguían dos cosechas por año. Actualmente, nuevas variedades de cannabis permiten hasta tres. Según estimaciones hechas por la Senad, en la actualidad unos 20.000 campesinos se dedican al cultivo, reclutados por la necesidad y falta de oportunidades.
El agente especial explicó que existen cuatro variadades de cannabis: la tradicional, que se cosecha en seis meses, con una altura de 2, 30 metros; la tempranera, cuya cosecha es de cuatro meses, con una altura de 1,80 metros; y la mestiza, que tarda 9 meses para ser cosechada y tiene 4 metros de altura; por último, la enana, que mide 1,50 metros y en cuatro meses ya está para ser cosechada.