Las libertades civiles y políticas están garantizadas hoy, a los 25 años del inicio de la transición hacia la democracia. Ahora tenemos el desafío de avanzar hacia la democracia social, según el análisis del embajador, Nicanor Duarte Frutos, ex presidente de la República (2003-2008).
Sobre el cambio que se produjo en la noche del 2 y 3 de febrero, Duarte Frutos indicó que “aquello fue un acontecimiento importante, una ruptura del orden establecido, pero no fue una revolución en sentido puro o clásico; fue un golpe palaciego reformista, un cambio de guardia con una agenda democrática, donde lo más importante fue la recuperación de las libertades civiles y políticas”.
Señaló que “la transición nuestra fue pactada y tutelada desde arriba por un largo trecho hasta que el poder militar en el campo político se fue diluyendo”.
Duarte Frutos explicó que “la democracia tiene grandes defectos, pero siempre va a ser mejor que la dictadura, que la tiranía. Sócrates, en la Antigüedad, la definía como un gobierno “joven y alegre”, por lo tanto, se podía colegir irresponsable. A Platón le causaba repulsión, con razón se le considera el padre del totalitarismo. Él decía que la democracia es el gobierno de la chusma, de la demagogia”.
Sin embargo, agregó que no hay otro sistema mejor que la democracia. “En el siglo XX, Churchill afirmó que la democracia es el peor sistema a excepción de los demás. Pero es el único que nos permite elegir y cambiar presidentes, gobernantes sin matarnos, sin derramamiento de sangre”, dijo.
Explicó que “el desafío es avanzar hacia la democracia social; de lo contrario, el desprestigio de la democracia puede ser desestabilizante”.
Al recordar su gobierno, dijo que “todo es difícil en la tarea de gobernar, dirigir una pequeña familia o empresa es altamente conflictivo y estresante. Lo importante es luchar por las convicciones, por las transformaciones sociales y económicas sin capitular; abrir caminos para que otros mañana los extiendan. La política es un campo de batalla cultural y moral, los consensos de moda casi siempre son acuerdos de élites políticas y empresariales, buenos anestésicos para sacarle dolor a la injusticia social y prolongar la agonía de los excluidos”, señaló.