22 abr. 2025

El desafío binacional de Marito

Miguel Benítez - Tw: @maikbenz

Mario Abdo Benítez tiene en sus manos la enorme responsabilidad de poner en orden la situación de las hidroeléctricas Yacyretá e Itaipú. Por la primera, ya se llevan cuatro años de negociaciones sin llegar a puerto final. Para la segunda, y la más importante, empezó la cuenta regresiva y si no nos preparamos como corresponde, la diplomacia brasileña nos volverá a dormir por varios años, tal como ocurrió en el pasado.

En una nación que se jacta de ser líder mundial en energía renovable, y cuyo consumo de electricidad crece en un 10% al año, descuidar el manejo de las represas puede ser bastante nocivo, no solo para los indicadores macroeconómicos, sino para las finanzas personales de la población. Vale recordar que los acuerdos que se firmen en el marco de la revisión del Anexo C durarán prácticamente media vida humana, siendo bastante difícil volver a cambiar las disposiciones.

En el 2023 se cumplen 50 años del Tratado de Itaipú y recién se podrán modificar las bases financieras de la entidad. Los 40 años de Yacyretá se celebraron en el 2014 y hasta ahora nada está claro en esa binacional, pese al acuerdo Cartes-Macri (aún no tratado en el Congreso paraguayo) y la maquinización de Aña Cuá, la cual se encuentra en plena licitación.

El problema neurálgico de ambas hidroeléctricas, erigidas en épocas de la dictadura, no pasa tanto por la operación técnica, sino por el botín de prebenda en el que se han convertido. Ni siquiera transcurrieron dos semanas de la victoria de Abdo Benítez y son varios los caudillos que se frotan las manos por un cargo en las centrales. Ni que decir los posibles candidatos para las direcciones generales.

En lo que se refiere a las negociaciones por Yacyretá, Marito se había mostrado en contra de lo pactado por el presidente Cartes y también exhibió su rechazo al proyecto de Aña Cuá. Había prometido volver a analizar los puntos acordados con Argentina. Restará ver si fue solo una estrategia política para ganarse la simpatía de algunos, o conservará su posición.

Para Itaipú, el electo jefe de Estado tendrá la tarea de dejar preparado el terreno para negociar con los brasileños o incluso encontrar ya un arreglo, si el país vecino así también lo decide. Esta debería ser una prioridad de su Gobierno, por el impacto que tendrá a corto plazo, en caso de que se consigan las merecidas reivindicaciones.

INDUSTRIALIZACIÓN. La primera de las peticiones debe ser eliminar la exclusividad de la cesión de energía no utilizada por Paraguay al Brasil, la cual se hace a un precio irrisorio, de apenas 9 dólares el megavatio hora (MWh). El excedente de la electricidad ya tiene que venderse a terceros países, a valor de mercado.

Sin embargo, a la par de vender el producto sobrante a un valor justo, Paraguay necesita plantarse en su posición de utilizar cada vez más la energía que le corresponde en su territorio, para generar el desarrollo y fomentar la industrialización a gran escala.

Ese debe ser el quid de las negociaciones con Argentina y Brasil. El país ya no puede contentarse con la repartija de dinero, que muchas veces van a parar a saco roto, como son los royalties y el Fonacide (solo basta ver el estado de las escuelas y hospitales en el interior). El Estado paraguayo es dueño del 50% de la energía de las binacionales, pero en marzo apenas retiró el 1% de toda la producción de Yacyretá.

Itaipú tiene una tarifa de venta alta y esto hizo que la ANDE (que se abastece en un 80% de esa usina) haya reajustado sus precios para el consumidor final. Si en el 2023 Paraguay y Brasil deciden bajar la tarifa de Itaipú, los usuarios paraguayos se podrán ver muy favorecidos, pues la ANDE también podrá bajar sus precios. No obstante, esto haría que el Tesoro renuncie a USD 1.000 millones adicionales por año, dinero que actualmente Itaipú destina para pagar su deuda con Eletrobras.

De Marito depende darles nuevos bríos a las hidroeléctricas, que se edificaron en tiempos oscuros, y así limpiar su apellido. O mantener el statu quo de la repartija binacional, que beneficia solo a unos pocos.