10 jun. 2025

El desafío de un desarrollo de la IA en forma ética y segura

Los avances de la tecnología plantean una serie de desafíos, implican un riesgo pero al mismo tiempo constituyen una oportunidad. La inteligencia artificial presenta muchas promesas para la humanidad, no obstante se han levantado señales de alarma acerca del correcto uso de la misma. En definitiva el debate está abierto y de momento sobresale una visión pesimista y nociva, pero al mismo se debe incorporar a la discusión la necesidad de incorporar la visión ética. La humanidad se encuentra frente al reto de un desarrollo ético y seguro.

La inteligencia artificial (IA) tiene actualmente un papel fundamental en la vida de millones de personas. Y aunque pueda parecer que todavía pertenece al territorio de la ficción, influye en nuestras vidas en forma hasta inadvertida. La IA es un verdadero desafío para la sociedad. Puede significar un importante apoyo en cuestiones como la educación y el trabajo, pero no se puede ignorar que al mismo tiempo implica riesgos que derivan de la mala utilización de la tecnología.

Algunos expertos dieron ya su voz de alarma sobre la inteligencia artificial y sostienen que representa un riesgo inevitable en los próximos años, por lo cual piden a los gobiernos que se regule este campo para que se desarrolle de forma ética y segura. No obstante, también consideran que el futuro de la inteligencia artificial depende del uso que se le dé. Como ejemplo se usa frecuentemente en la creación de videos falsos para situar a personas en situaciones comprometidas; vale decir que productos de la inteligencia artificial inofensivos pueden ser utilizados con malos propósitos.

La nueva estrella en el firmamento de la IA es el software ChatGPT, (Generative Pretrained Transformer 3) que consiste en un modelo de IA de procesamiento lingüístico desarrollado por la empresa OpenAI, y que es capaz de generar texto similar al humano. La aplicación es considerada revolucionaria ya que aporta información y puede responder preguntas como en una conversación normal. De hecho que un juez de Colombia pudo resolver un caso sobre el derecho a la salud de un niño autista con ayuda del robot ChatGPT, y esa es la primera sentencia en redactarse a partir de inteligencia artificial en aquel país.

Los críticos, sin embargo, no ven un panorama alentador. Según una investigación de la Universidad de Oxford y Google, una IA demasiado inteligente “probablemente” aniquilaría a los humanos. De acuerdo con el estudio, existe la posibilidad de que las máquinas desarrolladas con IA puedan aprender a hacer trampas, buscar atajos y así de a poco tener acceso a los recursos del planeta. Sin dudas es un argumento que la humanidad conoce a través de la literatura y el cine de ciencia ficción, y precisamente eso lleva a la necesaria conclusión de la urgente necesidad de un debate sobre el desarrollo seguro y ético de la IA.

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Precisamente, ante la necesidad de considerar todos estos aspectos de la nueva realidad que plantea la inteligencia artificial, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Unesco, adoptó en noviembre de 2021 el primer acuerdo mundial sobre la ética de la IA. La recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial se convirtió en el primer instrumento normativo mundial sobre el tema, y afirma que no solamente protegerá, sino que también promoverá los derechos humanos y la dignidad humana, y será una brújula guía ética y una base normativa global que permitirá construir un sólido respeto por el estado de derecho en el mundo digital.

Así, la Recomendación de la Unesco apunta, entre otros aspectos, a que los actores de la IA deberían propiciar “sociedades pacíficas y justas, sobre la base de un futuro interconectado en beneficio de todos, compatibles con los derechos humanos y las libertades fundamentales”. También sostiene que la noción de interconexión de los seres humanos se basa en el conocimiento de que cada uno de ellos pertenece a un todo más amplio, que solo prospera cuando todas las partes que la constituyen puedan progresar.

Esta nueva realidad representa una serie de promesas para la humanidad, la inteligencia artificial proseguirá su desarrollo y de la humanidad depende el rumbo que tome, y que su desarrollo sea ético y seguro.