El líder de la investigación, el profesor de la Universidad de Wellington (Nueva Zelanda) Nicholas Golledge, y sus compañeros indagaron en los efectos sobre el clima de los deshielos en Antártida y Groenlandia, algo que, apuntaron, “no ha sido ampliamente explorado”.
Las temperaturas globales podrían elevarse entre 3 °C y 4 °C por encima de los niveles preindustriales para finales de siglo, acelerando el derretimiento de la capa de hielo y elevando los niveles globales del mar, señaló el informe.
Sin embargo, hasta ahora, los efectos combinados de ese proceso en Groenlandia y la Antártida no habían sido investigados en profundidad.
El equipo de Golledge se valió de mediciones de satélites sobre cambios recientes en las masas de hielo para perfeccionar las simulaciones de fusiones de la Antártida y Groenlandia y sus posibles impactos.
De este modo, descubrió que dentro de unas pocas décadas el aumento del agua de deshielo desacelerará sustancialmente la circulación de vuelco meridional del Atlántico, que transporta el agua caliente desde los trópicos hasta el Atlántico Norte.
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El derretimiento antártico, indicaron los expertos, formará una lente de agua dulce en la superficie del océano, lo que permitirá que el agua más caliente se expanda y, potencialmente, cause mayor deshielo.
Además, en otra investigación publicada también este miércoles en Nature, el profesor de la King’s College de Londres Tamsin Edwards y sus compañeros analizaron los aumentos del nivel del mar desde hace tres millones de años hasta la actualidad.
Esto lo hicieron, revelaron, para determinar si apoyan la controvertida hipótesis de la “inestabilidad del acantilado de hielo marino”.
De acuerdo con esta hipótesis, los acantilados de hielo que alcanzan más de 100 metros sobre el nivel del mar se vuelven inestables y colapsan, causando una rápida retirada del hielo.
Los investigadores averiguaron que este mecanismo no es suficiente para explicar los aumentos pasados del nivel del mar.