Esa es la única mención a nuestro país en la película y la frase hubiera pasado desapercibida si no fuera porque indignó a la Federación de Cooperativas de Producción (Fecoprod), que reaccionó a través de su presidente, Alfred Fast. Este buen señor enfatizó que el dato no corresponde a la verdad, pues hay 3.680.000 hectáreas de soja, lo que corresponde al 9% de la superficie nacional. Si hubiera continuado argumentando en el terreno de lo técnico, tampoco hubiera sucedido nada. Pero el ingeniero Fast –quien tampoco cree en el calentamiento global ni en el cambio climático– deslizó un comentario que encendió la polémica. Sostuvo que “hay gente que dice que Jennifer López está enojada porque su ex se juntó y se casó con una paraguaya; una venganza entre mujeres”. Como se sabe, el cantante puertorriqueño Marc Anthony, luego de separarse de Jennifer López, se casó con nuestra compatriota Nadia Ferreira.
Esta reacción, inesperada y de escasa altura, de un representante de un gremio tan importante, enardeció el patrioterismo de la legión de pavotes que puebla las redes sociales. Los insultos a la Jennifer fueron furibundos –despechada, vieja, rencorosa, pichada– y casi todos le recomendaban que se preocupe de lo que pasa en su país y no se meta en el nuestro.
A esa gente habría que explicarle lo básico. La frase pronunciada por Jennifer López en la película que tanto los enfadó no fue inventada por ella. Es parte de un guion, no una opinión suya. Ella actúa, es un personaje. Ella solo debe recordar el libreto y decirlo de la manera más real posible. Es una actriz, se les olvida. Además, el largometraje comenzó a filmarse en febrero de 2021 y la paraguaya oficializó su relación con Marc Anthony un año más tarde. Atribuir a los celos antiparaguayos la frase de Jennifer tiene tanta lógica como enojarse con Homero Simpson por haber insinuado que Paraguay tiene un horrible sistema de salud.
¿Por qué será que discutimos nuestros problemas ambientales solo cuando intervienen voces públicas de afuera? Recuerdo que las denuncias de la contaminación de la Laguna Cerro, aquella que se tiñó de rojo a causa de los desechos de una curtiembre, no inmutaron a ninguna institución paraguaya hasta que ocurrió algo. El actor estadounidense Leonardo DiCaprio replicó en su cuenta de Instagram una foto impactante lograda por Jorge Sáenz. Solo entonces las autoridades se despertaron, procesaron a los dueños de la empresa Walttrading y la laguna fue restaurada.
No nos importa el medioambiente. ¿Miente, acaso, el personaje encarnado por Jennifer López? ¿Es tan grave que en el diálogo con su hija exagere algo las cifras de deforestación? Es una película de ficción, no un documental científico.
No entiendo a la gente ofendida. Pareciera que no están enterados de la alarmante destrucción boscosa y los daños al medioambiente producidos por las enormes extensiones de las plantaciones de soja y el uso de agroquímicos. El 80% del suelo cultivable de Paraguay está sembrado de soja. Es el principal rubro de exportación del país. Solo que el agronegocio creció a expensas de los bosques. Paraguay es uno de los países sudamericanos que más los ha deforestado. Entre el 2002 y el 2019 derribamos más de un millón de hectáreas. En toda la frontera Este con el Brasil el Bosque Atlántico fue substituido por un océano verde de soja. Esto es especialmente grave para un país donde el 2% de la población concentra el 85% por ciento de las tierras.
De ahí que enojarse con Jennifer resulta una tontería, una idiotez patriotera. Lo que sorprende es nuestra indiferencia con la deforestación, que terminará convirtiendo al Paraguay en un desierto de soja.
Una buena noticia para unos pocos. Una tragedia para la gran mayoría. Entre ellos, los enojados con Jennifer López.