El Gobierno también lo sabe, por eso hace lo posible por bajarle el precio al simbolismo de la marcha, sosteniendo, por ejemplo, el absurdo argumento de que la misma es una alianza de los opositores con Mario Abdo en su enfrentamiento contra Horacio Cartes. Los colorados también critican el “oportunismo” de los partidos por aprovechar la presencia de los campesinos en Asunción para disimular su orfandad popular. No es cierto, pues políticos y campesinos se movilizarán en días distintos.
Porque, en realidad, no se trata de una marcha, sino de tres. Lo cual es, por sí solo, toda una muestra de cómo se encuentra el panorama opositor. Las organizaciones sociales marcharán el martes 25, los partidos políticos al día siguiente y la Federación Nacional Campesina el jueves 27. Así, fragmentados, habrá que ver la convocatoria que pudieran tener. Pero, además, en cada uno de esos subgrupos hay problemas y debilidades que intentaremos descifrar.
Más de 80 organizaciones sociales marcharán en contra de las violaciones a las leyes laborales, el nepotismo, el abandono del sistema de salud, entre otros puntos. En la lista figuran agrupaciones variopintas, como la Unión Nacional de Jubilados del Paraguay, ANDE Pueblo Mba’e, Herederos de los excombatientes de la Guerra del Chaco Bacheando Paraguay, Asociación de Originarios Mundo Guaraní, Paraguayos en el exterior y Motoqueiros Unidos.
El líder más visible de la manifestación es Elías Cabral, un periodista y músico de Curuguaty que representa a la Coordinadora de Adultos Mayores. No han querido diluirse entre los políticos. Su capacidad de convocatoria es enigmática, sobre todo si se considera la ausencia de organizaciones estudiantiles en la lista de participantes.
Los partidos opositores confían en llevar mucha gente al día siguiente y, para ellos, la estructura del PLRA es fundamental. Hace tiempo que este partido perdió el training en movilizaciones, pero tiene el ADN de lo tradicional y habrá que calibrar su condición actual. Sobre todo, con sectores internos sumisos al cartismo.
La izquierda afronta sus propias divisiones. La gente, en general, ha perdido las referencias sobre los partidos integrantes del Frente Guasu. De hecho, algunos de ellos apoyan la movilización y otros no tanto, pues critican que todo se reduzca a una crítica anticartista y se deje de lado la agenda social. Para los otros partidos la influencia creciente del crimen organizado en la política y la justicia paraguayas es motivación suficiente para sumarse al llamamiento.
La oposición se movilizará con el notorio silencio de Payo Cubas, quien hace unas semanas llamó a una “cumbre” de la oposición que fue ninguneada por los actores más relevantes. Tampoco Miguel Prieto mostró interés en asumir protagonismo en esta iniciativa, a la que, justamente, le falta el carisma de un líder convocante. Veremos, la calle suele ser más precisa que cualquier encuesta.
Por último, llegarán los campesinos, como hace 31 años, bajo el lema Por la tierra, producción y contra todas las injusticias . En los últimos años su fuerza ha venido decayendo por efecto de la gradual “descampesinización” del campo, pero su disciplina y organización siguen siendo admirables. La semana que viene sabremos cómo está su fuerza.
Al Gobierno no le conviene la violencia. El cartismo ya ha demostrado torpeza en entender algo tan simple. Son capaces de infiltrar las marchas para provocarla ellos mismos en la creencia de que obtendrían algún beneficio. Hay que dejar que la gente se manifieste.
El Gobierno de Peña merece que la ciudadanía exprese su hastío. Pero eso es lo que yo creo. Serán las plazas, abarrotadas o vacías, las que darán un veredicto más preciso.