Pujolas, profesor asociado en la canadiense McMaster University, publicó a finales de 2024 el artículo Trade Wars with Trade Deficits (Guerras comerciales con déficits comerciales) junto a Jack Rossbach, un documento que ha acabado entre las fuentes bibliográficas que utilizó el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
En una entrevista con EFE, el economista sostuvo que el objetivo de las instituciones internacionales establecidas tras la Segunda Guerra Mundial es velar para evitar conflictos arancelarios, porque se entiende que todos ellos “acaban empobreciendo a todo el mundo”.
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Pujolas y Rossbach advierten, sin embargo, de que no se prestó la suficiente atención a escenarios en los que existe un déficit comercial entre dos países, un contexto en el que un embate arancelario le puede salir a cuenta a un país.
“Dependiendo de cuán grande sea el déficit, se puede dar la circunstancia de que yo acabe ganando más imponiéndote un arancel de lo que perderé si tú me lo pones”, afirma.
El artículo, señala, está pensado para que las organizaciones internacionales “vayan con cuidado con los déficit comerciales” para “no dar alas a que haya más guerras comerciales”.
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Aranceles demasiado elevados
La administración Trump aprovechó ese mensaje para justificar su guerra arancelaria, afirma Pujolas, que señala, al mismo tiempo, que Washington no aplicó los cálculos de tarifas con los que él trabajó, sino que impuso unos gravámenes “elevadísimos”.
A partir de un software sofisticado y cálculos procesados por un superordenador, los economistas proyectaban que el nivel ideal de aranceles en estos casos suele estar entre el 10% y el 25%, dependiendo de diversos factores.
Trump, sin embargo, puso sobre la mesa un arancel del 125% a China, la segunda economía mundial.
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Si bien el economista está estos días todavía calculando las posibles consecuencias al aplicar tarifas de esa magnitud, adelanta que “será malo para China, pero también para Estados Unidos y los estadounidenses”.
No hay ventaja en una guerra con la UE
Mientras que una guerra comercial con la China podría llegar a ser una buena jugada desde el punto de vista estadounidense, los cálculos del trabajo del catalán apuntan hacia una dirección distinta en el caso de la Unión Europea (UE).
“Por la magnitud del comercio, del déficit comercial y el tipo de comercio, si Estados Unidos y la UE entran en una guerra comercial pierden los dos, aunque los aranceles estén bien diseñados”, asegura Pujolas.
Para tratar de minimizar el impacto de la guerra iniciada por Trump, “seguramente la respuesta ideal para la UE sería no poner aranceles” y “seguramente la respuesta ideal para China sería no imponer aranceles y, en lugar de eso, firmar un acuerdo de libre comercio con la UE”, afirma el académico.
Fuente: EFE.