Por Pepe Vargas
jvargas@uhora.com.py
Actualmente, en la UNA se celebran elecciones de autoridades, por un lado, y por otro, hay impugnaciones en camino de esos comicios.
–¿Qué desenlace puede tener esta situación?
–Pasa que el Estatuto de la UNA no se compadece con la Constitución Nacional ni con la Ley Electoral vigente. No respeta los procesos electorales, los procedimientos naturales para que un proceso electoral sea declarado como tal; incumple y daña seriamente el proceso.
–¿Cuáles son los principales aspectos que transgrede?
–Por ejemplo, el tema de las tachas y reclamos no se hacen en el periodo electoral, se hacen simplemente anualmente y ahí quedan incorporados. No hay inscripción de candidaturas; todos son candidatos y por lo tanto no hay tacha ni impugnaciones de candidaturas. La conformación del Tribunal Electoral (de cada Facultad) no ofrece ninguna garantía de imparcialidad. Los mismos dirigentes que quieren ser electos están ahí, inclusive a veces sale electo el propio presidente del Tribunal Electoral.
–¿Qué artículos de la Constitución Nacional no respeta el reglamento electoral de la UNA?
–La representación proporcional que está en los artículos 118 y 119 de la Constitución Nacional se viola flagrantemente. Ocurre que el Paraguay eligió al sistema proporcional como sistema de distribución de cargos públicos. Esto se hace en la seguridad de que si una persona o un grupo de personas en una elección alcanzan el 45% de los votos, lógicamente, tendrían que llevar la mitad de los cargos. En la Universidad Nacional posiblemente no lleve ninguno. O sea que el 51% de los votantes pueden llevar el 100 por ciento de los cargos. Y eso es lo que la Constitución Nacional prohíbe.
–Y sí, porque de lo contrario se da lugar a la hegemonía.
–Claro. Esto está estructurado para una hegemonía.
–En este caso, mantiene la hegemonía del estamento docente...
–Claro, exactamente, está para mantener una hegemonía, ese es el tema. Yo creo que la Universidad Nacional debería ya adecuar su Estatuto a lo que la Constitución y las leyes (electorales) responden porque ahí sí que nada tiene que ver la autonomía universitaria. Porque la autonomía no quiere decir que voy a hacer lo que quiero. Nadie puede hacer lo que quiere en este país, uno tiene que hacer lo que la Constitución y la legislación le indican.
–En contrapartida, por lo que me dice, en la UNA vienen haciendo lo que les parece. ¿Por qué se mantiene hasta hoy este sistema electoral?
–Bueno, yo ya tuve una experiencia en el caso de Facen (Facultad de Ciencias Exactas y Naturales). Ahí tuvimos el caso de unos profesores que discutieron eso y la Justicia Electoral anuló las elecciones de Facen y se les echó a los dos profesores.
–¿En qué año ocurrió eso?
–Eso ocurrió hace más o menos cinco a seis años, no recuerdo exactamente.
–¿Se les echó a los profesores que hicieron la impugnación... se acuerda de sus nombres?
–No me acuerdo de quiénes eran, pero se le echó a los dos y dejaron de ser profesores; entonces ya no tuvieron la intimación activa para protestar (...) El Tribunal Superior Electoral dio lugar a la nulidad que hicieron estos profesores y anuló dos veces el proceso electoral de Facen. Pero después se les echó a los profesores y así se ‘solucionó el problema'; en vez de solucionar el problema legal, solucionaron echándoles a los profesores.
–Ahora se pone a prueba ese sistema electoral. ¿Qué va a pasar con las elecciones en la Facultad de Politécnica, en Facen y otros... son pasibles de nulidad también?
–Son pasibles de nulidad. La Justicia Electoral está en condiciones de anular esos procesos electorales. Es mi opinión, no puedo hablar como Justicia Electoral porque no tengo nada que ver ahí. Pero sí, en mi opinión, toda elección que no se ajuste a la Constitución y a la ley debe ser anulada
–¿Por qué cree que se mantiene este sistema, paralelo a lo que establece la legislación electoral, incluso la propia Carta Magna?
–Bueno, esta es una costumbre muy típica del país. Aquí estamos acostumbrados a hacer en nuestro feudo lo que nos parece. Entonces, así es como se llega a estas situaciones.
–Y goza de plena vigencia...
–Y sí, pero yo creo que esta es una magnífica oportunidad para que la Universidad Nacional adecue su Estatuto a lo que corresponde un proceso electoral transparente, limpio y que ofrezca garantía para todas las partes.
–A su criterio, ¿el Tribunal Electoral debe dar lugar al pedido de suspender las elecciones en algunas Facultades?
–Desconozco la presentación. Pero, en mi opinión, y no quiero comprometer a nadie con esto, el Tribunal debería anular esta convocatoria y hacer que el Estatuto de la UNA se adecue a la Constitución y a la Ley Electoral.
–¿Y el Tribunal Electoral no puede intervenir de oficio ante esta transgresión?
–Lo que pasa es que la Justicia Electoral va a intervenir solo en los lugares donde hay conflictos derivados. Si nadie protestó, no va a actuar de oficio.
–¿Y quiénes deberían protestar?
–Y los alumnos, egresados no docentes, los que están interesados en la elección o los que tienen la intimación activa son los que deberían impugnar.
–Para finalizar, ¿qué opinión tiene sobre la reforma del Estatuto de la Universidad?
–Bueno, no estoy muy al tanto del tema, pero por lo menos quiero opinar lo que compete, que es mi trabajo, lo electoral. Creo que en lo electoral sí debe haber una reforma. Además, aprovechar para otras cosas, pero sí debe haber una reforma.
–¿Coincide en que este actual Estatuto beneficia a solo un sector, en este caso, los docentes?
–Esa parte a mí no me preocupa. Lo que pasa es que está mal, le beneficie a quien le beneficie. Yo no quiero que deje de beneficiarles a los docentes y que pase a beneficiarles a los alumnos ni a nadie. Quiero que el proceso electoral esté bien y que gane el que tenga que ganar. Eso nomás.