El ex tenista que compró a Messi

Deportista. Al-Khelaifi es presidente de la Federación de Tenis de Catar.

Esta historia comienza en una ignota cancha de tenis catarí, hacia 1988. Entonces Nasser Al-Khelaifi era un chico de catorce años que jugaba al tenis con miras a hacerse profesional, cuando apareció en esa misma cancha un niño de ocho años cuya amistad habría de cambiarle la vida: Tamim bin Hamad Al-Thani, cuarto hijo del entonces emir de Catar, Hamad bin Jalifa Al-Thani. En 2013, este heredó el trono de la petromonarquía dinástica que tiene excelentes relaciones comerciales con Francia, sobre todo desde los años del presidente francés Nicolás Sarkozy, quien habría sido una pieza clave en la venta del PSG al fondo de inversión árabe.

Nacido en Doha en 1973, hijo de un simple pescador, Al-Khelaifi tuvo la suerte de haber cultivado desde temprano sus vínculos con el poder político de su país (no democrático, por lo demás). Cuando en 2005 la familia real fundó el fondo soberano Qatar Investment Authority (QIA), para derramar en forma de inversiones sus ingentes ganancias en la industria del petróleo y el gas estatales, su amigo del tenis (desde 2013, emir) lo convocó para dirigir una filial del fondo: Qatar Sports Investments.

En 2011, la QIA adquirió el París Saint Germain francés y ubicó como su presidente a Al-Khelaifi. Desde entonces, el catarí dispuso la inversión de 1.400 millones de euros en contrataciones, ubicando por primera vez a PSG en el mapa europeo. La más resonante de todas esas adquisiciones fue la del pase del argentino Lionel Messi, cuyo complejo contrato inaugura una nueva época en la materia, al incorporar criptomonedas y una estructura financiera sin precedentes en el fútbol.

Hace una década que el PSG, al calor de las buenas relaciones francesas con las petromonarquías árabes, quiere patear el tablero de Europa. La final de Champions perdida es una espina y Al-Khelaifi llevó a París a Messi para desclavarla.